“Se lavan las manos” con la violencia
En el editorial de la última edición de Desde la Fe -semanario oficial de la Arquidiócesis Primada de México- le plantean a la presidente electa Claudia Sheinbaum un decálogo de recomendaciones, donde destaca “Luchar por la paz: El fin de la violencia criminal es algo prioritario, por lo que cabe recordar su promesa para analizar y aplicar los puntos del Compromiso por la paz e integrarlos a su agenda de gobierno”. La iglesia se refiere a la reunión que el pasado 11 de marzo Sheinbaum sostuvo con miembros del Episcopado, donde les dijo haber leído el texto del documento de la iglesia “Diálogo Nacional por la Paz” y estar de acuerdo parcialmente con algunas ideas presentadas, pero dejándoles saber también -siendo honesta- que en ciertos puntos no coinciden con su visión política.
La petición de la iglesia se basa en una cruda realidad: Hasta ayer -en lo que va de esta administración-, 189,209 personas han sido asesinadas, lo que significa que una persona pierde la vida cada 15 minutos -que marca un récord sin precedentes-, de acuerdo con la contabilidad de TResearch International. Y la semana pasada quedamos exhibidos ante los ojos del mundo con las estadísticas dadas a conocer por Informal Economy, que muestra que en el promedio de muertes por cada 100 mil habitantes, estamos en la novena posición con 26.1 decesos en ese rango. Solo estamos superados por Jamaica (53.3), San Vicente y Granadinas (40.4), Honduras (35.1), Sudáfrica (34), Bahamas (31.2), Belice (27.9) y Ecuador (27). El país con el nivel más bajo es Singapur con 0.1.
Recientemente el Papa Francisco entrevistado por la televisión estadounidense habló sobre la violencia en el mundo y fue claro al señalar que “No podemos permanecer indiferentes ante tanto drama. La globalización de la indiferencia es una enfermedad muy fea”. El Sumo Pontífice lamentó que ante tanta tragedia no se hagan esfuerzos por evitar la indiferencia y se tomen acciones más sólidas para frenar el derramamiento de sangre. “La gente se lava las manos. Hay tantos Poncio Pilatos sueltos; solo hay que ver lo que está sucediendo con tantas guerras, injusticias y crímenes, y se lavan las manos”.
México aporta mucho a las estadísticas de la violencia y hay consenso que el gobierno poco ha hecho por tratar de evitarlo con la errónea política de seguridad de “abrazos, no balazos”. Se necesita de más acción a nivel gubernamental y no dejar -como sucede en la actualidad- que territorios completos estén en manos ajenas a la autoridad. Por eso, la petición de la Arquidiócesis Primada de México, de implementar políticas de seguridad encaminadas “a la búsqueda del bien común y la promoción de una sociedad más justa y humana”, tiene mucho sentido y es oportuna, sobre todo en el preámbulo de un nuevo gobierno que necesariamente tiene que aplicar una nueva política que le de “valor a la vida, rechazando toda forma de atentado contra ella”, dice la iglesia.
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Daniel Rodríguez
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