‘Se estira la liga’ entre México y Nicaragua
Ayer sábado cuatro exmandatarios latinoamericanos expresaron su “repudio” a la orden de aprehensión que el gobierno de Nicaragua emitió en contra del escritor y ex vicepresidente Sergio Ramírez, quien es acusado de múltiples delitos, entre ellos lavado de dinero, provocación y conspiración.
Fueron Ernesto Zedillo, de México, Juan Manuel Santos, de Colombia, Ricardo Lagos, de Chile, y Fernando Cardoso, de Brasil quienes firmaron el documento donde señalan que el presidente nicaragüense Daniel Ortega “amedrenta, reprime y tratar de acallar” a Ramírez, “quien con su enorme autoridad moral, su admirable trayectoria como luchador por la democracia y contra la tiranía somocista, así como su fina escritura, se cuenta entre los más autorizados críticos de las barbaridades autocráticas cometidas”.
Pero no es la posición del ex presidente mexicano Ernesto Zedillo la que tensa o ‘estira la liga’ de las relaciones entre nuestro país y el gobierno centroamericano. Fue el mismo tema -las acusaciones en contra de Sergio Ramírez- que a media semana provocaron reacciones diplomáticas. Ramírez respondió al tuit a las acusaciones de su gobierno diciendo “La dictadura de la familia Ortega me ha acusado a través de su propia fiscalía, y ante sus propios jueces, de los mismos delitos de incitación al odio y la violencia, menoscabo de la integridad nacional”, mensaje que fue reenviado por Gustavo Cabrera, embajador de México en Nicaragua, y que fue considerado como que “el gobierno de México se colocan en una posición injerencista y entrometida, cumpliéndoles sumisa y fielmente a los yanquis, sirviéndoles en el rol que tristemente han venido ustedes asumiendo, de interventores permanentes en nuestros asuntos propios, por encargo del Imperio”, según escribió la canciller nicaragüense Arlette Marenco.
El embajador mexicano respondió escuetamente a la reacción nicaragüense señalando que “no son acciones injerencistas, ni tienen la intención de generar conflicto alguno”.
Pero los ‘conflictos’ diplomáticos no son nuevos entre México y Nicaragua. Hay que recordar lo que sucedió el pasado 25 de junio cuando López Obrador pidió “garantizar las libertades”, evitar la “represión” y “no encarcelar”, cuestionado sobre la situación política en Nicaragua donde las autoridades habían detenido a 21 personas, entre ellos cinco aspirantes de la oposición a la Presidencia. Esa posición generó la reacción de Juan Carlos Ortega Murillo, hijo del presidente nicaragüense, donde en un tuit le mandó decir a Lopez Obrador, “Oye, Andrés, la historia no nos permite esos lujos de cobardía. Asúmase, mi hermano”.
Lo que se pensó, por ‘empatía’ en muchos sentidos, sería una muy buena relación entre los gobiernos de Ortega y Lopez Obrador, se ha convertido en una relación tensa, que de continuar, no lo dude, pudiera provocar un distanciamiento mayor que pudiera ‘reventar la liga’ que une a la relación de ambos países. ¿Usted, qué opina?