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Se está quedando solo, pero “no está muerto”

Faltan 28 días —5 de noviembre— para la elección presidencial en Estados Unidos y Donald Trump se empieza a quedar solo; está abajo en las encuestas y su esposa Melania lo sorprende con su postura pública a favor del aborto... pero “no está muerto”.

Lo que ha sucedido a partir del jueves pasado son alertas al seno del comité de campaña de Trump. Todo se inició con un extracto de la autobiografía de la ex Primera Dama Melania Trump —que hoy sale a la venta—, que publicó el diario británico *The Guardian*. En su libro, se declara a favor del aborto —posición que se contrapone a la de su esposo—, donde señala: “¿Por qué alguien que no sea la propia mujer debería tener el poder de determinar lo que hace con su propio cuerpo? El derecho fundamental de una mujer a la libertad individual, a su propia vida, le otorga la autoridad para interrumpir su embarazo si así lo desea. Restringir el derecho de una mujer a elegir si interrumpe un embarazo no deseado es lo mismo que negarle el control sobre su propio cuerpo”. Lo que se observaba en algunos eventos públicos durante la presidencia de Trump, donde Melania lo esquivaba con la mirada y lo ignoraba al caminar juntos, nos hablaba de un “distanciamiento” de pareja, que ahora se conforma como el “divorcio” de opinión en un tema tan polémico y crucial para el electorado norteamericano.

Ese mismo día, en Ripon, Wisconsin, cuna del Partido Republicano, Kamala Harris se hizo acompañar por la ex congresista republicana Liz Cheney, donde ambas denunciaron la amenaza que Trump representa para la democracia. Y cabe recordar que el padre de la asambleísta, el ex vicepresidente republicano Dick Cheney —durante la administración de George W. Bush— días antes le había dado su respaldo a Kamala para la contienda electoral.

El viernes —otra mala señal— Mike Pence, quien fuera su vicepresidente entre 2017 y 2021, declaró a la cadena de noticias Fox News que no puede “en conciencia apoyar a Donald Trump en esta campaña… porque está siguiendo una agenda que está en desacuerdo con la agenda conservadora con la que gobernamos durante nuestros cuatro años”.

Y el sábado pasado, exactamente un mes antes de la elección, The New York Times dio a conocer el promedio de las encuestas nacionales recopiladas por el influyente diario, donde muestran que Kamala Harris tiene una ventaja de 2 puntos porcentuales sobre Donald Trump —49% sobre 47%—, pero en cuatro de los siete estados bisagra —que pueden definir la elección—, que son Pennsylvania, Nevada, Michigan y Wisconsin, Kamala tiene una mínima ventaja, mientras que Trump está ligeramente arriba en Carolina del Norte, Georgia y Arizona. Es un empate técnico en estos estados. Sin embargo, según los pronósticos de la plataforma Metaculus, una de las más serias y reconocidas en la Unión Americana, hasta el momento Harris tiene asegurados 280 votos electorales, de los 270 necesarios para ganar la elección —por 263 de Trump—.

El presente y futuro inmediato de Trump se tornan peligrosos y riesgosos. Su esposa le da un revés moral con el aborto —que puede ser tema decisivo en la elección—, varios de sus “colegas” republicanos de mucho peso político le “voltean la cara” y en las encuestas la ciudadanía “coquetea” con Kamala. El domingo, en la edición dominical de *The New York Times*, uno de los principales artículos hacía referencia a “Los discursos de Trump, cada vez más enojados y divagantes, reavivan la cuestión de su edad. Con el paso del tiempo, sus discursos se han vuelto más oscuros, más duros, más largos, más enojados, menos centrados, más profanos y cada vez más obsesionados con el pasado”. Sin embargo, a pesar de todas esas señales, “no está muerto”.

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