En la historia de 31 ediciones de Juegos Olímpicos de la era moderna, que nacieron en 1896 en Atenas, Grecia, sólo unos se han cancelado en 1940, debido a la Segunda Guerra Mundial, y si esta nueva edición programada para el 24 de julio no se efectúa sería la segunda ocasión en la historia, ahora por una contingencia ambiental.

Comités olímpicos de varios países  como Canadá están muy cerca de cancelar la participación de sus atletas si se efectuara la competición en las fechas programas inicialmente, por lo cual el Comité Olímpico Internacional (COI) está muy cerca de aplazar dicho evento.

¿Quiénes pierden?

Primeramente, el país de Japón, en especial la ciudad de Tokio como sede, ya que ha invertido millones en sus instalaciones deportivas y demás servicios.

Todos los eventos importantes previos fueron cancelados y los grandes atletas no podrán hacer marcas clasificatorias dentro del plazo final señalado del 26 de abril.

Si estos juegos siguen adelante habrá un número menor de participantes de acuerdo a lo esperado.

Muchos atletas de nuestro estado ya clasificados como Paola Moran en 400 metros, José Luis Santana, Úrsula Patricia Sánchez y Jesús Arturo Esparza en maratón que tendrían su primera oportunidad de asistir al magno evento posiblemente se lo perderán.

Otros atletas como el campeón olímpico de Río de Janeiro 2016 y récord mundial en el maratón de  Berlín en 2018, el keniano Eliud Kipchoge, a sus 37 años tendría su última oportunidad de refrendar el oro.

Y finalmente, el mundo en general que está sumergido en estos tiempos de incertidumbre perdería enormemente la alegría de presenciar y disfrutar de este evento esplendoroso que se efectúa cada cuatro años y que se antojaba como un bálsamo para esta crisis mundial.
 

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