¿Se debe o no tutear?
La actual relajación de las costumbres dificulta un tanto establecer la distinción social en el empleo del tú y el usted. Sin embargo, existe una regla de oro que le evitará incurrir en graves errores de falta de tacto o de respeto: con personas que no conozca, que acaban de serle presentadas o que le inspiren gran respeto por su edad, debe utilizar siempre el usted. De este modo si aumenta el grado de confianza hacia esas personas, le resultará más fácil descender en el tipo de tratamiento (de usted a tú) que, en el caso contrario, suele resultar violento y embarazoso (de tú a usted).
Algunos casos especiales
La evolución de los usos sociales ha provocado que el tuteo sea habitual en la mayoría de las ocasiones, incluso con personas que no conocemos. Sin embargo, hay una serie de situaciones que, por razones de sentido común y cortesía, se prestan a un tratamiento de mayor respeto o tienen establecidas sus propias convenciones.
Cuando se decide pasar a una situación de tuteo, el privilegio corresponde siempre a las señoras o a las personas de edad mayor.
Una de las convenciones más claras es la que no se debe tutear a una persona que, por razón de trabajo, debe dirigirse a nosotros empleando el usted. Esto incluye a camareros, taxistas o empleadas del hogar.
Entre colegas de profesión (a no ser que nos dirijamos a un superior) lo correcto es iniciar la relación tratándose de usted para, paulatinamente, desembocar en el tuteo.
Aunque con los padres debe evitarse el tratamiento de usted puede utilizarse con los abuelos si la relación no es demasiado cercana. Por otra parte, no se debe emplear con otro tipo de familiares, como tíos, primos o sobrinos.
Con los suegros es conveniente iniciar el tuteo, peor recuerde que les encanta que se les trate de usted, sobre todo a partir de una cierta edad.
Y no olvide que, en caso de duda, la prudencia y el distanciamiento del usted resulta siempre el mejor aliado.
No cabe duda que las relaciones interpersonales tienen uno de los principales fundamentos en una brillante conversación.
Para ello es preciso conocer las fórmulas más apropiadas para iniciar un diálogo, pero también aquellas que faciliten el mantenimiento de la conversación, especialmente en lo referente a temas de interés.
Y no olvides que estar bien informado demuestra su grado de cultura y buena educación, y que nunca debe confundirse con la pedantería.
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