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Se aferra y entra en la etapa de “negación”

“Quiero que sepan, a pesar de todas especulaciones de prensa y de otros medios, estoy firmemente comprometido a seguir en esta carrera, llevarla hasta el final y a derrotar a Donald Trump”, dice en un párrafo de la carta que el presidente Joe Biden envió a los demócratas del Congreso, ante el cúmulo de peticiones que le han enviado para que renuncie a su intención de reelegirse. En tono enérgico y molesto, en la misiva les dice a los congresista de su partido y a quienes piensan que no debe continuar adelante, les advierte que “el tema ha sido bastante debatido ya por más de una semana, y es hora de ponerle fin”.

Biden se ampara en que “tengo casi 3 mil 900 delegados, lo que me convierte en el presunto candidato de nuestro partido por un amplio margen... los votantes demócratas me han votado, me han elegido para ser su candidato”. Lo que ignora, son las obvias demostraciones de que ya no es un hombre en el 100 por ciento de su capacidad, en una de las posiciones más desgastantes del mundo y con un poder de decisión que puede afectar la estabilidad del mundo.

Ayer se conoció que de acuerdo con los registros públicos de la Casa Blanca, un especialista en la enfermedad de Parkinson del Centro Militar Nacional Walter Reed -donde se atiende a los mandatarios estadounidenses- ha visitado ocho veces la residencia oficial en los últimos ocho meses -una vez por mes, desde julio de 2023 hasta marzo de este año- para reunirse con el médico personal de Biden.

Sin embargo, en la medida que crece el número de demócratas y allegados a Biden que piden recapacite y deje la nominación demócrata, el presidente se aferra a la idea y está convencido de que irá hasta el final. “No volvería a postularse si no creyera que fuera la mejor persona para vencer a Donald Trump en 2024”, escribió Biden.

Aparentemente, ante la evidencias de su desgaste físico y mental y la necedad de continuar con la intención de reelegirse, Joe Biden se encuentra en medio de un “mecanismo de defensa de negación” -según se conoce en psicología-, donde la persona “se encuentra ante situaciones amenazantes, dolorosas o incómodas y la mente empieza a reaccionar de manera protectora emocionalmente... se empieza a rechazar o ignorar información, pensamientos o emociones que son difíciles de aceptar, minimizando su importancia a los hechos o distorsionando la realidad para que se ajuste a nuestras creencias o deseos”, según se refiere en un estudio de la organización sicológica Mentes Abiertas. Agrega el informe que esta condición “en lugar de enfrentar desafíos de frente y buscar soluciones, nos mantiene estancados en patrones de pensamiento y comportamiento poco saludables”.

Es obvio, que ante tanta evidencia, de un consenso casi general pidiendo que desista de su intención de postularse y dejar la puerta abierta a otra mejor opción en la elección del 5 de noviembre, Biden ha optado por encerrarse en su idea y ampararse en ese mecanismo de defensa de negación que no le hace ver una realidad que es imposible dar marcha atrás.

¿Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net

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