Saldos del 2 de junio
La elección del pasado 2 de junio es un acontecimiento histórico por varias razones, en primer lugar porque por primera vez en 200 años como nación independiente, habrá una mujer encabezando el Estado mexicano. El triunfo de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, coloca a México entre las pocas naciones gobernadas por una mujer. En el mundo, con datos hasta mayo de 2024, apenas hay 28 países donde mujeres se desempeñan como Jefas de Estado y/o de Gobierno, según ONU Mujeres.
Con su triunfo, Claudia Sheinbaum ingresa a una selecta lista de países de América Latina gobernada por mujeres, como Dilma Rousseff de Brasil, Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, Michelle Bachelet en Chile, Violeta Barrios de Chamorro de Nicaragua y Xiomara Castro, en Honduras.
La victoria de Sheinbaum es histórica no sólo por ser la primera presidenta mujer en México, sino porque llega al mando con el mayor número absoluto de votos que cualquier otro mandatario en la historia: 33.2 millones de votos con 95.2 por ciento de actas computadas de acuerdo al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que podría subir casi hasta 35 millones de votos, tras el conteo oficial de resultados. Con estas cifras, Sheinbaum supera incluso la alta votación que hace seis años obtuvo Andrés Manuel López Obrador: 30 millones 113 mil votos.
Al final, la victoria de la candidata oficialista no fue tan sorpresiva, pues así lo anunciaban la mayoría de las encuestas más respetadas, pero lo que sí fue sorpresivo es que obtuvo mayoría calificada en la Cámara de Diputados y está a tres o cinco escaños de alcanzar mayoría también en el Senado de la República. Con ello, Morena logra alcanzar el objetivo político que denominó Plan C: tener mayoría calificada en el Congreso para impulsar reformas que impliquen cambios a la Constitución política del país.
Otro saldo que deja la elección del 2 de junio es que Morena y aliados consolidan su expansión territorial en el país. De nueve entidades en disputa, Morena alcanzó la victoria en siete (le ganó Yucatán al PRIAN) y apenas dejó Guanajuato (para el PRIAN) y Jalisco para Movimiento Ciudadano. Y en este caso, ayer mismo la dirigencia nacional de Morena, con Mario Delgado a la cabeza, anunció que pedirán recuento de todos los votos en la entidad. Con el triunfo logrado por Morena, incluido la ratificación del triunfo en la Ciudad de México, Morena y aliados gobiernan en 24 de 32 entidades del país, es decir 75 por ciento del total.
El 2 de junio, al mismo tiempo, representa una derrota histórica para la oposición pues incluso yendo en coalición, obtuvieron menos votos que hace seis años. La candidata opositora, Xóchitl Gálvez obtuvo 15.6 millones de votos cuando hace seis años Ricardo Anaya (PAN, PRD y MC) obtuvo 12.5 millones y José Antonio Meade (PRI, PVEM y NA) obtuvo 9.2 millones de votos.
La elección presidencial del domingo pasado implicó, además, un reacomodo partidista, pues manda al PRI al cuarto lugar, detrás de Morena, PAN y Movimiento Ciudadano que se consolida como el tercer partido más votado. La balanza a favor del oficialismo fue tan alta que por sí solo Morena habría vencido a la coalición del PAN, PRI y PRD que alcanzó 15.2 millones de votos, por 25.3 millones del partido guinda. Este reacomodo de los votos podría llevar al PRD a perder el registro oficial, pues no obtuvo el 3 por ciento de la votación que exige la ley.
Otro dato a subrayar de la jornada del domingo es el llamado para votar por un desaparecido que hicieron los colectivos de familias. Aunque no todos fueron para un desaparecido, al final se registraron 85,689 votos para candidatos no registrados, casi tres veces más que hace seis años cuando hubo 31,882 votos para no registrados.
Finalmente, se ha comentado que el domingo hubo una alta participación ciudadana, cuando no fue así. Apenas voto 61 de cada 100 electores anotados en la lista nominal, lo que significa que hubo un alto porcentaje de abstencionismo: 39 por ciento. El pasado 2 de junio, 42,492,094 mexicanos se abstuvieron de votar tal vez porque no se sienten representados ni por los candidatos, ni por los partidos, ni por el actual sistema político imperante en el país.