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Rugidos anticipados

Tres años tuvieron que transcurrir para que Tiger Woods regresara a la cancha del Nacional de Augusta para jugar un partido bajo el escrutinio público. La última ocasión en la que Woods compitió en el mítico pasto donde se compite año con año el discutible mejor o más importante torneo del calendario, fue en 2015 acompañando a Rory Mcilroy.

El Masters no necesita figuras para acaparar la atención de los aficionados, pero la presencia de Tiger y su golf competitivo que le hemos visto últimamente, emocionan al público presente y televidente.

No es normal que durante un lunes previo al torneo y sólo jugadores practicando se escuche el apoyo de los aficionados siguiendo a sus héroes, sin embargo ayer en Augusta durante una amistosa ronda de práctica el público demostraba su emoción acompañando a Woods.

El astro americano pasó las últimas dos semanas descansando y practicando en su facilidad privada en Florida. En este espacio Tiger explícitamente diseñó uno de los cuatro greens como una réplica de aquellos que atormentan hasta a los mejores en Augusta.

El ex número uno del mundo ha mostrado señales de un posible regreso, si no a la cima del ranking mundial, a poder competir por una chaqueta verde más en su carrera. El pasto de Augusta ha sido sede de probablemente las victorias más memorables en la prolífica carrera de Tiger, su victoria por 12 golpes en su primera participación como profesional tuvo consecuencias para la obra maestra del arquitecto de canchas Alister Mackenzie y el tiro que embocó desde fuera del green en el hoyo 16 en 2005; sólo el legendario Jack Nicklaus tiene más victorias en el Masters.

La actividad del torneo no es oficial hasta mañana, cuando se dispute el afamado trofeo en los pares tres de la cancha, sin embargo los patrocinadores y aficionados ya aprovechan la oportunidad para conocer el campo y a sus figuras sin garantías de poder hacerlo de nuevo.

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