Ideas

Rosa o guinda, no hay más

En adelante sólo habrá dos bandos. Los ciudadanos serán llamados a tomar partido por el oficialismo o por la oposición. En el futuro divisable México se volverá un campo de batalla sin espacio intermedio, un lugar donde quienes no se adhieran acríticamente serán vapuleados. O eres guinda o eres rosa. No hay espacio para la política o el diálogo. Unos dicen que se viven los tiempos más democráticos, los otros pronuncian la palabra dictadura como nunca antes en el último medio siglo.

El régimen se burla de los manifestantes, estos –quién lo puede negar— reconocen muy poco la investidura presidencial. La cuerda de la polarización se ha tensado aún más con el arranque del año. En las redes sociales los insultos son cada vez más soeces, las mutuas descalificaciones más arteras.

México ya estaba partido, por supuesto, pero de cara a las citas electorales de éste y el año entrante no hay en el Gobierno ninguna intención de soltar el acelerador que polariza, ya no digamos de meter el freno y dejar que sean solo los partidos, sin intervención presidencial, los que disputen el reparto del poder.

El Presidente parece confiar en que estos dos Méxicos seguirán en su división sin que la sangre llegue al río, sin que se desborde la violencia política.

Es buena noticia que no haya habido provocadores en la marcha de ayer, será buena noticia que lo mismo ocurra en el del 18 de marzo, fecha en la que el 85 aniversario de la expropiación petrolera será utilizado para responder a los manifestantes de este domingo. ¿Pero que las marchas discurran sin incidentes significa que hay poco riesgo de ruptura?

Otra manera de hacer esa pregunta es si queda espacio aún para que las crisis del día a día sean analizadas con el fin de conjurarlas, no de aprovecharlas en contra de los adversarios.

¿Niños y adultos sin medicinas por cuarto año seguido es una crisis que se extiende porque el gobierno ve solo un complot en los reclamos de los que se han quedado sin su tratamiento? ¿El cambio de régimen bien vale el padecimiento de esos enfermos?

¿Para ser un buen opositor a AMLO hay que entronizar sin hacer ascos a personas que estuvieron en el centro de estafas multimillonarias en el sexenio anterior? ¿Ser rosa es cerrar ojos ante el juicio a García Luna, pues plantear que urge una revisión made in México de las administraciones panistas es visto como nada oportuno y contraproducente?

¿Queda alguien entre quienes en 2018 prometieron un cambio que sienta pena ajena de una senadora amenazando en la Cámara Alta con sacar un video íntimo de otra legisladora? ¿Gritar prostituta a una adversaria es parte de la renovación de la vida nacional de los que se pintan de guinda?

El Presidente escalará cuanto pueda la gritería y el denuesto. ¿Discursos serenos y argumentados como el del ex ministro José Ramón Cossío serán atractivos para contrarrestar el vendaval que desatará diario Palacio Nacional? ¿O la oposición cederá el protagonismo a voceros más estentóreos e incendiarios?

Difícil coincidir con eso de que a partir de 2024 quien gane podrá hacer que las cosas sean de un tono más moderado, que vuelva la política, que inicie una era de negociaciones.

Lo de ayer exacerba antes que modera el apetito polarizador del tabasqueño. Y los adversarios de éste son reduccionistas y maniqueos.

En medio quedará alguna parte de la prensa y poco más. Ambos lados pretenderán que todo mundo se defina, o guinda o rosa. Sin exagerar: la cosa se pondrá al rojo vivo.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando