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Romper el círculo

No importa si es niño o niña; no importa si tiene uno o 17 años; todo maltrato a un menor es abuso infantil.

En días anteriores quedé sorprendida de la brutalidad con la que un hombre golpeó a una pequeña y la indiferencia con la que una mujer permitió la agresión. Todo captado a través de una cámara de videovigilancia el pasado 5 de noviembre en el municipio de Jiutepec, Morelos. En los poco más de dos minutos de imágenes un hombre agrede a una menor que no presume más de seis años. Dos patadas y al menos seis bofetadas recibe la pequeña que una y otra vez se levanta del piso y aterrada se resguarda en el muro de una finca mientras el hombre le reclama a la mujer que se encuentra junto a la niña y permanece con los brazos cruzados, quizá persuadiendo al sujeto de que se detenga, pero él no lo hace.

Por la calle no se aprecia tráfico que advirtiera un llamado de ayuda, la mujer no lo intenta. Un motociclista pasa sin mirar siquiera, pero la cámara de videovigilancia captó toda la escena. No hay manera que una niña de no más de seis años, que no alcanza un peso de 20 kilos, pueda defenderse de un adulto de 30 años con más de 80 kilos agrediéndola con toda su humanidad. Posiblemente la acompañante tampoco habría podido, pero permitió cada uno de esos golpes. Cuánta indiferencia y cuánto miedo… Indignante. 

Las redes sociales se activaron para identificarlo: “¿Lo has visto? Denúncialo”. Los comentarios de los internautas iban más allá, mucho más, y más valía detenerlo antes de que la inconciencia colectiva hiciera justicia. La respuesta llegó sólo un día después. Fredy “N” fue detenido el pasado 6 de noviembre y ahora espera ser juzgado. 

Las agresiones suceden en todas partes y se disfrazan de cualquier pretexto, pero no es más que la frustración de un adulto proyectada hacia quien no puede defenderse. Y los adultos lo saben. 

Días atrás circularon en redes sociales, también a través de un video captado por un espectador de una práctica deportiva en Serbia, las imágenes que muestran cómo un hombre reprende a una adolescente durante una práctica de tenis. El reclamo escala hasta llegar a los empujones y las bofetadas; quien graba la escena interviene cuando el hombre tira al piso a la chica y le da una patada. La denuncia a las autoridades vino inmediatamente. El hombre, de origen chino, es detenido y justifica sus acciones porque su hija de 14 años no quería practicar y en China “es normal” reprender la desobediencia de los niños. El sujeto deberá responder por violencia doméstica y puede enfrentar de dos a 10 años de prisión en Belgrado. 

¿Dónde están los lugares seguros para las niñas y los niños? Para muchos pequeños, en sus hogares definitivamente no. Un menor no sólo debe lidiar con las agresiones externas, en la escuela, en la calle o en las actividades extracurriculares, por ejemplo, debe soportar también el abuso de quienes deberían protegerlo. 

De acuerdo a la organización Save the Children, en México, el año pasado se registraron 27 mil 772 delitos contra niñas, niños y adolescentes, de los cuales dos mil 450 fueron homicidios (siete diarios); 107 feminicidios (nueve mensuales) y 13 mil 758 lesiones (diariamente 37 niñas y niños fueron víctimas de violencia física) y sólo fueron los reportados a través de las autoridades. Las cifras sobre agresión sexual suman otros tantos casos. ¿Cuántos abusos se quedaron sin denuncia? Dejemos de normalizar la violencia que observamos, hagamos un esfuerzo por una crianza positiva, porque nuestros niños un día serán adultos y si crecieron con violencia el círculo no se romperá. 

puntociego@mail.com
 

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