Ideas

Rockstareando

Me gustan los “rockstars”, siempre me han gustado. Quizá me hacen sentir mortal o me emocionan, no sé, de lo que sí estoy segura es que “las luminarias” era uno de los asuntos que más me gustaba del Festival Internacional del Cine en Guadalajara. Siempre lo amé. Lo viví oscilando entre persona profesional y vil groupie.

Hoy Guadalajara parece perfilarse como la verdadera capital cultural en México. Por lo menos, ganas le ponemos, chéquense los periódicos.

Vargas Llosa vino a la III Bienal de Novela que realizó la Universidad de Guadalajara, y la visita del escritor coincidió con la llegada del mismísimo Guillermo del Toro, así nomás, el cineasta vino a echar un ojo a su exposición en el Museo de las Artes.

Y yo de todo esto me enteré por la prensa, porque además estaba yo metida en el edificio Arroniz de Cultura del Estado ni más ni menos que en la primera edición del ISPA (International Society for the Performing Arts), realizada en alisco, acontecimiento al que además han acudido: la bailarina Elisa Carrillo, el tenor Javier Camarena, el músico Rubén Albarrán, la actriz Ofelia Medina, el posmodernísimo Kid Koala y La Marisoul, por mencionar algunos top.

A nivel de gestión las autoridades del Estado (UdeG/Cultura Jalisco) se pintan solas. Yo les aplaudo. No es ironía. No es falsedad. Es admiración y complacencia.

Y quisiera -dentro de este luminoso contexto- mencionar dos cosas preciosas que se mencionaron en los talleres del área académica del ISPA; son asuntos pequeños, detalles que me parecieron enormes y que los dimensiono con todo este “rockstarismo” que vivimos hoy en día. Jaime Suárez -quien cuenta con más de 30 años de trayectoria en instancias como el Cervantino, Bellas Artes o Mercartes- señaló (entre otras cosas claro) la importancia de que el funcionario esté atento, dispuesto al diálogo, a la correspondencia y a las gestiones con los artistas de su localidad. “Para mí es importante” -dijo- “porque para eso estamos, para eso me pagaban”. Le creo. Me conmovió. Es verdad, pensé. Estamos tan acostumbrados a que los funcionarios pertenezcan a otra esfera laboral que casi los justificamos cuando no nos atienden. ¿O no artistas? Hay muchos creadores a los que no se les da cita, ni tiempo, ni atenciones mínimas como responderles un mail. El acceso a las autoridades para que se relacionen con la comunidad para la cual trabajan es difícil. Debemos madurar esos puentes. Se hicieron otras preguntas: ¿Cómo acceder a los mercados importantes si estoy creando en una localidad remota? (Pienso en los municipios, no sé si debo pensar en los municipios, trato de entender). “Las autoridades locales -de esos lugares remotos- deben corresponder” -dijo alguien-, voluntad, le llaman. Sí, ¡exacto!, digo yo. Y aquí me tienen, pensando en los municipios… Y en Diego Luna.

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