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¿Ridícula posición de la Fiscalía?

Aunque no hay fechas precisas, se estima que Ismael “El Mayo” Zambada se involucró en las actividades ilícitas en la segunda mitad del siglo XX, en la década de los 70. Más o menos medio siglo desde que ingresó al Cártel de Guadalajara -narran algunas versiones- donde trabajó al lado de “memorables” personajes del mundo del narcotráfico como Miguel Ángel “El Padrino” Félix Gallardo, Ernesto “Don Neto” Fonseca Carillo y Rafael “El Príncipe” Caro Quintero. Desde entonces, “El Mayo” logró desarrollar su lucrativa carrera al margen de la ley y nunca lograron capturarlo o que lo denunciaran a pesar de las jugosas recompensas que se ofrecían de ambos lados de la frontera. Hasta el momento no hay certeza cuál fue el procedimiento para que llegara a Estados Unidos y se “encontrara” con los agentes que lo estaban esperando al pie de la escalerilla de la avioneta que lo transportó desde algún lugar de la República Mexicana hasta Nuevo México el pasado 25 de julio.

En la lista de los más buscados por la Administración de Control de Drogas (DEA), “El Mayo” Zambada era por el que se ofrecía más dinero -15 millones de dólares-  a cambio de información para su captura. Era “el pez gordo”, lo mismo que sucedía en México, pero “aparentemente” en México no se tenía ni rastro desde dónde operaba. La única vez que el capo permitió ser ubicado, pero solo para entrevistarlo, fue a principios de 2010 por el periodista Julio Scherer García, quien publicó el encuentro en la edición del 4 de abril de la revista Proceso. Pero durante casi 50 años, la inteligencia policial mexicana no había “podido” localizarlo.

Medio siglo después de operar sin complicaciones su ilícito negocio y crecer extraordinariamente, aparece -con o sin su consentimiento- ante los agentes de la DEA y el FBI y queda bajo resguardo y proceso de su caso, donde sin ninguna duda pasará el resto de sus días. Obvio es decir que la entrega o detención de “El Mayo” -así como Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”- han representado una vergüenza -en muchos sentidos- para las autoridades de nuestro país, como ya lo hemos señalado en este mismo espacio.

Pero ahora, con el narcotraficante más buscado ya detenido por las autoridades de otro país, en la inteligencia que nunca se podrá actuar en contra de ellos, la Fiscalía General de la República abrió una carpeta de investigación -SON/HSO/0001/882/2024- “por los posibles delitos de vuelo ilícito, uso ilícito de instalaciones aéreas, violación de la legislación migratoria y aduanera, secuestro, traición a la Patria (artículo 123 del Código Penal Federal), y lo que resulte, como podrían ser homicidios, privación ilegal de la libertad y las coparticipaciones que se deriven”. Y agrega que ya se han realizado más de 100 diligencias en diversas entidades federativas para aportar más datos sobre el caso.

Es ridícula la posición de la Fiscalía, porque después de 50 años de carrera ilícita y siendo el narcotraficante más buscado de los dos lados de la frontera y cuando aparentemente se le buscó todo ese tiempo (?), hoy que él y Guzmán López ya no están en México y detenidos con los vecinos se “abre una carpeta de investigación”,  porque ahora lo que más les preocupa saber es cómo se les “pelaron” o si se los “secuestraron”. Así como también resulta absurda la declaración del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, quien dijo que en la detención o entrega de los capos “no hubo recursos -intervención- de Estados Unidos en esa operación, no fue avión de Estados Unidos, no fue un piloto de Estados Unidos, no fueron agentes o nuestra gente en México”. Entonces, ¿cómo fue que el avión invadió el espacio aéreo estadounidense sin ser detectado y cómo los agentes de la DEA y el FBI esperaban la aeronave para recibir a los narcotraficantes?

¿Usted, qué opina?

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