Revolucionemos
Tenemos una deuda histórica que exige hacer visible que la participación de las mujeres fue clave durante la revolución. Ellas lograron mucho más que simplemente aparecer en canciones de la época como “La Adelita”. Fueron comandantas de batallones, espías, guerrilleras, estrategas, construyeron nuestro Estado-Nación.
A más de cien años de distancia de la revolución mexicana, nuestro país permanece con profundas desigualdades y graves problemas democráticos. Para muestra sólo una mirada a la vida diaria; pareciera que la ideología de aquellos “machos” montados a caballo se aferra a quedarse en nuestros días. ¿Qué tal el reciente caso de acoso del Magistrado José de Jesús Covarrubias? Violencias en el trabajo, en la calle, en la escuela, triples jornadas de trabajo, un sistema de cuidados mal distribuido, feminicidios. Por dar algunos ejemplos de batallas que aún no hemos ganado. ¡Vaya cambios en cien años!
Uno de los pendientes de la revolución es dignificar las consignas proclamadas para exigir justicia y libertad, como aquella que decía Zapata: “La tierra es de quien la trabaja”. Las mujeres trabajamos cada espacio de la tierra y con datos de Oxfam México, sólo poseemos el 18% de ella. Trabajamos en lo doméstico con empleos de cuidados que nadie reconoce y sin paga, trabajamos en lo público sin ocupar los espacios de toma de decisiones. Nosotras continuamos peleando día con día nuestra propia revolución.
Las soldadas revolucionarias fueron rebeldes: rebeldes a un sistema político autoritario y rebeldes a la etiqueta femenina que se les impuso. Lucharon por vivir en un país mejor, donde se les reconociera libres y autónomas, uno en donde ellas también fueran protagonistas. Logremos que ese espíritu revolucionario permanezca en nuestros días, para motivarnos a seguir rompiendo estructuras hechas para unos cuantos.
Aquello que se peleó en la revolución aún no está consumado, es sólo el inicio y nos toca terminarlo. Esta fecha nos invita a recordar que no debemos parar un sólo día hasta lograr un presente más digno, justo e igualitario. Juntas y fuertes: Revolucionemos.