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Rescatando a la Bundesliga del COVID-19

Finalmente, la canciller Angela Merkel dio luz verde para reanudar la Bundesliga alemana a partir de la segunda mitad de mayo. La noticia ha sido bien recibida por los aficionados al futbol y los propios clubes germanos, aún a sabiendas de que la vuelta del balompié a la normalidad implicará varios sacrificios: jugar sin público en los estadios, estar sujetos a incesantes revisiones de salud e higiene, y con la incertidumbre de que en próximos meses exista un segundo brote de COVID-19.  

Como ya lo hemos constatado en este mismo espacio, los equipos deseaban más que nunca volver al trabajo. Hans-Joachim Watzke, director general del Borussia Dortmund, advirtió el pasado 27 de abril que reanudar el campeonato alemán significaba “salvar el futbol”. Agregó que “si no jugamos en los próximos meses, la Bundesliga podría irse a pique. Dejaría de existir para siempre de la manera en la que la hemos conocido”. 

El ex presidente del Bayern Munich, Uli Hoeness, asegura que jugar a puerta cerrada, pese a generar pérdidas económicas, “es vitalmente necesario y no hay alternativa”. 

Pero ¿realmente los clubes alemanes están en peligro de muerte, como parecen detonar las declaraciones de algunos de sus principales directivos?

La Deutsche Fussball Liga (DFL), encargada de las operaciones financieras de la Bundesliga 1 y 2, anunció en febrero que el campeonato germano superó los cuatro mil millones de euros (MDE) en ingresos en la temporada 2018-2019, incremento de 5.4% respecto a la campaña anterior. Con ello, el beneficio neto (ganancias quitando costos de operación y pago de impuestos) de la Primera División alemana fue de 127 MDE, acumulando nueve años consecutivos con crecimiento económico.

Sin embargo, estos dividendos no impidieron que ocho de los 36 clubes de la Bundesliga 1 y 2 presentaran números rojos (más pérdidas que ganancias en sus balances financieros). Además, el pago de salarios a futbolistas también creció 10.7% anual, una tasa mayor que los ingresos generados. 

Pero probablemente la urgencia mayor por regresar a las canchas en Alemania sea para no perder las ganancias de los derechos de televisión. En la campaña 2018-2019, la Bundesliga percibió mil 733 millones de euros por los derechos de transmisión de sus dos divisiones, equivalente a 36% del total de sus ingresos. 

Al suspenderse la actividad deportiva, el futbol alemán está dejando de percibir dinero valioso para mantenerse a flote, y según el diario Bild, hasta 13 de los 36 clubes de la Bundesliga 1 y 2 habrían entrado en bancarrota si Sky Sports (televisora dueña principal de los derechos de transmisión) no hubiese adelantado el pago de la última cuota de la temporada 2019-2020, que además fue menor a los 225 MDE acordados previamente.  

Así pues, la amenaza de pérdidas multimillonarias en el futbol alemán (KPMG estimó pérdidas entre 650 y 750 millones de euros si se suspendía la actual campaña), convirtió casi en una razón de Estado la vuelta de la Bundesliga. 

Tan rígidas son las normativas, que el Hertha Berlín suspendió a su jugador Salomon Kalou por hacer mofa del protocolo sanitario previo para dictaminar el regreso a los campos de juego. 
Sin embargo, la situación no es tan fácil. El Colonia arrojó tres casos positivos por COVID-19, y el Erzgebirge Aue de la Segunda División colocó a toda su plantilla en cuarentena por el positivo de un asistente técnico. 

Finalmente, quien esto escribe no está tan seguro de si los principales protagonistas del juego, los futbolistas, realmente fueron consultados para saber su parecer. El miedo a la pandemia sigue latente en los jugadores alemanes, aunque no lo digan abiertamente. “Puedo decir que no pienso en el fútbol. Palpas lo cerca que está el virus. La salud de mi familia, mi novia, de todos, es lo principal”, dijo Birger Verstraete, futbolista del Colonia, en unas declaraciones que después matizó por sus repercusiones.

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