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Reprimenda Morena

Muy pronto vinieron los primeros llamados de atención para dos de los principales liderazgos de Morena en Jalisco, de parte de su dirigencia nacional, por los desempeños y las decisiones tomadas en los espacios políticos que tienen a su cargo y que no gustaron en las oficinas centrales.

A menos de dos meses de iniciada la actual Legislatura local, el coordinador de la bancada morenista, Miguel de la Rosa; y a menos de un mes de haber sido electa como presidenta estatal del partido guinda en Jalisco, Erika Pérez; tuvieron que escuchar las fuertes reprimendas de su lideresa nacional, Luisa María Alcalde, quien los convocó el viernes pasado a una junta a distancia, junto con los diputados locales de Morena.

Y es que influenciados por el senador Carlos Lomelí, su líder político, se fueron con todo contra la diputada morenista, Brenda Carrera, y contra el diputado petista y consejero morenista, Sergio Martín, por haber votado a favor de la renegociación de la deuda estatal que propuso el gobierno emecista de Pablo Lemus, y le iniciaron un proceso de expulsión tanto de la bancada como del partido. A lo que Carrera contestó en los mismos términos y fue más allá al expresar que ella no era “empleada” de Lomelí.

Si bien la cercanía y condescendencia que han mantenido morenistas con la bancada naranja en el Congreso de Jalisco tiene preocupada la dirigencia nacional, y así se los hicieron saber también, no aprueba las formas en que se han gestionado estas diferencias por las señales de división que mandan y que van en contrasentido de lo que tanto Alcalde, como el secretario de Organización de Morena, Andrés Manuel López Beltrán, “Andy” el hijo del ex presidente, les vinieron a pedir aquí a inicios de noviembre pasado.

En aquella ocasión tanto en el evento privado con los llamados referentes (coordinadores distritales y las y los legisladores locales y federales de Jalisco) así como en el evento abierto a la militancia al que concurrieron alrededor de dos mil 500 personas, el mensaje central fue que había que construir un verdadero partido político a base de trabajo permanente en el territorio y con cohesión interna.

La tarea que dejaron a las y los morenistas de Jalisco fue contribuir a la meta del año próximo de afiliar al menos 10 millones de mexicanos, logrando aquí entre 500 mil y un millón de registros.

Desde luego también los exhortaron a resolver o procesar las diferencias internas sin lesionar la imagen del partido, llamado al que no atendieron y que ocasionó el jalón de orejas del viernes pasado en plena temporada de posadas navideñas.

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