Ideas

Rehén de sus redes

Ah, qué difícil fue invitar a participar en la consulta en Jalisco sobre la posibilidad de revisar el Pacto Fiscal.

Me refiero a la consulta en la que durante cuatro fines de semana se invitó a los habitantes del Estado a participar contestando a la pregunta sobre si se debería revisar cada seis años el pacto que existe entre el Gobierno Federal y los gobiernos de los estados que contempla que la Federación se hace cargo de cobrar los impuestos más onerosos y después, de acuerdo a ese pacto y siguiendo un criterio de equidad, distribuye los recursos entre todos los estados del país.

La última vez que se revisó ese pacto fue hace cuarenta años y muchas cosas han cambiado, Jalisco ha crecido de manera importante convirtiéndose en un jugador importante de la economía nacional y hay la percepción que recibe menos recursos de los que le corresponden; que debería recibir más.

Coincidiendo con grupos empresariales de Jalisco en que más allá de que se revise o no el Pacto consideramos esta era una buena oportunidad para que el estado levantara la voz a nivel nacional y se manifestara en un tema que ha sido eminentemente manejado desde CDMX.  Decidimos con esos grupos empresariales hacer una campaña ciudadana para invitar a la población a participar pensando en beneficio del estado.

Sin la participación del gobierno.

Pero, ah qué trabajo costó.

Aunque en nuestra campaña no tuvo participación alguna ni el gobierno del estado ni el propio gobernador, como esa iniciativa de revisar el Pacto provenía del habitante de Casa Jalisco hubo un buen número de personas que no sólo criticaron nuestra participación sino que incluso nos acusaron de “vendidos” y “chayoteros”.

Todas esas personas tomaban la consulta como un asunto personal del gobernador y como tal la rechazaban también desde una postura totalmente personal.

Y es que más allá de si está haciendo bien o mal las cosas el gobernador Alfaro no se ha preocupado demasiado ni por su imagen ni por el cómo llega a la población. 

No anda muy bien parado.

Ha centrado sus mensajes en redes sociales, donde por ejemplo en Twitter tiene poco menos de 600 mil seguidores (alrededor del 7 por ciento de la población total del estado) y sería ilusorio pensar que esos seguidores están las 24 horas del día al pendiente de los mensajes. Saque cuentas cuántos mensajes realmente llegan a la población.

Y en lo que tiene que ver con los contenidos, los que han trascendido son en los que se ve al gobernador enojado o retando a alguno de los grupos que no están de acuerdo con él.

Una pésima imagen.

Alfaro por voluntad propia se convirtió en rehén de sus redes sociales; de ahí no sale.

Y cuando se requiere hacer una difusión masiva de mensajes como los que acompañaron los momentos más álgidos de la Pandemia o éste sobre el Pacto Fiscal, se pierden en esas redes.

Y además esa animadversión creciente hacia la personalidad del gobernador pasó factura nuevamente ahora en el tema del Pacto Fiscal.

Aunque hubo muy buena participación, casi 450 mil personas, no fueron suficientes para que el resultado obligara a tomar acción. 

Y recordando aquel adagio que reza que la realidad se construye a partir de la percepción, imagine la percepción que hay de él entre sus propios gobernados.

platapi@hotmail.com

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