Rectora Karla: desafíos y oportunidades
Tal como se prefiguraba, los consejeros generales de la Universidad de Guadalajara (UdeG) eligieron por primera vez a una mujer como rectora general de la universidad pública de Jalisco. La designación de la maestra Karla Planter Pérez como la próxima rectora es una buena noticia tanto para la UdeG como para la vida pública de Jalisco.
Aunque la condición de género no garantiza de por sí que se gobierne en un sentido distinto al hábito patriarcal, como ocurrió con la anterior Legislatura de Jalisco de mayoría mujeres, Karla Planter tiene formación, vocación y carácter que prefiguran cambios en las maneras de administrar la principal universidad pública de Jalisco y tiene posibilidades para dejar una huella distinta en la institución.
Además de ser la primera mujer en llegar a la rectoría general de la UdeG, Karla Planter tiene también la característica de no provenir de la política estudiantil, como ha ocurrido con los anteriores rectores de los pasados 50 años. Comparte esta característica con el rector Víctor Manuel González Romero (2001 a 2007).
Todos los anteriores rectores de la UdeG se formaron en la política y grilla estudiantil: Ricardo Villanueva (FEU), Tonatiuh Bravo Padilla (FEG), Marco Antonio Cortés Guardado (sustituto), Carlos Briseño Torres (FEG), Trinidad Padilla López (FEG), Raúl Padilla López (FEG), Enrique Javier Alfaro Anguiano (FEG) y Jorge Enrique Zambrano Villa (FEG).
El reto para Karla Planter, o cualquiera que hubiera llegado, no es menor. La UdeG es una inmensa institución pública. Solo como comparación, la UdeG ejercerá este año un presupuesto público de 16,607 millones de pesos (mdp), que es más grande que el que ejercen estados como Tlaxcala o Colima, que van a ejercer 12,242 mdp y 10,839 mdp de presupuesto, respectivamente. La UdeG es el segundo aparato público más grande de Jalisco, después del gobierno estatal. La casa de estudios tiene 335,538 estudiantes, 17,442 profesores y 10,662 trabajadores administrativos. La UdeG tiene un aparato público más grande que cualquier gobierno municipal, incluidos Guadalajara y Zapopan.
La primera mujer llega a la rectoría en un cuidado proceso electoral que como característica central, adelantó los tiempos de sucesión para cuidar posibles presiones o tentaciones de intervención del gobierno entrante de Pablo Lemus, esto después del duro conflicto político que la UdeG y su grupo gobernante tuvieron con el gobierno estatal de Enrique Alfaro Ramírez.
El proceso de sucesión se llevó en dos planos: el plano formal e institucional que consistió, primero, en la elección de los consejeros al Consejo General Universitario (CGU), a lo que siguió la pasarela de precandidatos, la campaña, la presentación de sus proyectos y, finalmente, el voto al seno del CGU el día de ayer. En paralelo al proceso formal, existe un plano informal donde se ponen en juego las fuerzas de los principales actores políticos del grupo que gobierna la UdeG desde hace 30 años. Tras el fallecimiento de Raúl Padilla López, ahora las decisiones principales se procesan en un llamado mini-sanedrín conformado por el actual rector Ricardo Villanueva, los ex rectores Tonatiuh Bravo Padilla, Trinidad Padilla López y Alfredo Peña Ramos, rector del CUTonalá y que sigue teniendo una enorme influencia en las corrientes estudiantiles. Lo ideal es que las decisiones de la UdeG terminen por definirse más en el ámbito formal y menos en el informal. Sería deseable que en la gestión de la primera rectora de la UdeG no ocurran tensiones o presiones como ocurrieron durante la administración de Víctor Manuel González Romero, a quien en ocasiones se le trataron de imponer decisiones desde el seno del grupo gobernante.
Por lo demás, la gestión de la primera mujer rectora podría dejar huella por profundizar y extender la educación pública, gratuita y de calidad para todos los jóvenes jaliscienses y mexicanos, por una política feminista que expulse el acoso y violencias hacia las mujeres de la UdeG y por comprometer a la universidad pública con los principales problemas que aquejan a la sociedad jalisciense, como la crisis por desaparición de personas, la devastación ambiental, el despojo, la explotación laboral y las desigualdades sociales. Karla Planter tiene la oportunidad de volcar a la UdeG hacia las causas justas de Jalisco.
rubenmartinmartin@gmail.com