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Entre comunicados te veas

Los discursos para consumo de la opinión pública de los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden el viernes pasado en San Francisco, en el marco de la cumbre del Foro para la Cooperación Económica Asia-Pacífico, estuvieron bañados en miel. “No podríamos tener un mejor socio”, dijo Biden. “Es un gran hombre, un buen hombre, un extraordinario presidente”, respondió López Obrador. Para la narrativa del mexicano, las palabras le sirvieron aquí para mostrarlo como un gran líder a quien escuchan las potencias, al fin que la letra chiquita no la ve la opinión pública mexicana. Pero los comunicados de cada Gobierno muestran las prioridades y esconden los fantasmas. Vayamos por partes.

El primer párrafo del comunicado de la Casa Blanca registró la reafirmación de los intereses de ambos presidentes de que la relación “tiene consecuencias estratégicas que abarca todo el espectro de los intereses nacionales y de seguridad territorial (de Estados Unidos), que van desde la competitividad económica y el cambio climático, a la seguridad de los ciudadanos y la administración de la migración”. El primer párrafo del comunicado del Gobierno mexicano solamente dice que se reunieron antes de la clausura de la APEC “para hablar sobre los temas de relevancia en la agenda bilateral”, sin dar mayor detalles.

El segundo párrafo del comunicado de la Casa Blanca especificó que tras reconocer los “devastadores” efectos de la crisis del fentanilo y los opiáceos sintéticos, Biden agradeció el total compromiso que ha asumido López Obrador “para confrontar este reto a través de esfuerzos en su país, así como bilateral y trilateralmente con Canadá”. Hasta el noveno párrafo del comunicado mexicano hay una referencia al tema de frenar la entrada de fentanilo y sus precursores químicos a Estados Unidos, con un singular spin de López Obrador, que describe el compromiso como un esfuerzo que atienda la epidemia de drogas sintéticas “que tanto daño han hecho a la sociedad estadounidense”, con lo cual esconde el papel de México como trasiego de esa droga.

La Casa Blanca reportó que los presidentes hablaron sobre la forma de expandir la cooperación de seguridad para combatir el tráfico de personas, de drogas y armas, así como para desmantelar las violentas organizaciones criminales trasnacionales que manejan esas redes de tráfico y aterrorizan a sus comunidades. El comunicado mexicano sólo señala que “el presidente Biden reconoció que Estados Unidos tiene que trabajar en el tráfico de armas que llegan a México”.

Otra de las diferencias notables está en migración. Hace casi un mes López Obrador convocó en Palenque a presidentes y representantes de 10 países para acordar un plan que redujera la movilidad y protegiera a las personas en tránsito que dijo el Presidente mexicano presentaría a Biden. No se sabe si lo hizo. Tampoco hubo mayor interés en Estados Unidos sobre ello. En los tres briefings previos al inicio de la cumbre, nunca se mencionó a López Obrador, ni a México, ni a la migración, ni a ninguna propuesta que se esperaba que llevara.

Migración fue lo que subrayó el comunicado sobre la reunión bilateral, aunque para reiterar cosas sabidas. Cinco de los seis primeros párrafos del boletín fueron sobre el fenómeno. López Obrador, según el comunicado, le propuso llevar a cabo un plan integral continental para atender las causas estructurales de este fenómeno, “con el fin de que la migración sea una decisión y no una obligación”. Esto no figura en el comunicado de la Casa Blanca, pero señala que los dos se comprometieron a abordar las causas de la migración en América Latina. López Obrador reconoció la actitud “positiva” de Biden de aumentar permisos para atender el fenómeno migratorio “de manera humana”, con visas de trabajo y humanitarias, que otorgó hace unos meses a 500 mil venezolanos, pero la Casa Blanca precisó que también el gobierno mexicano otorgó visas, particularmente a centroamericanos. Esto último fue omitido en el boletín mexicano.

El comunicado mexicano destaca algunos de los señalamientos que hizo López Obrador a Biden, sin mencionar la respuesta. Para impulsar  la narrativa doméstica resaltó que le agradeció a López Obrador “el liderazgo que ha mostrado recientemente en la materia y señaló que Estados Unidos no podía tener un mejor aliado”. En la versión de la Casa Blanca el contexto es otro. Biden sí le agradeció a López Obrador, no por su liderazgo sino por realizar operaciones (militares) para contener la migración (que produjo una disminución de detenciones de indocumentados en Estados Unidos en octubre), así como en la repatriación de personas sin visas.

Un tema de la discusión que quedó completamente ausente del comunicado mexicano es que Biden y López Obrador, según la Casa Blanca, acordaron trabajar juntos para lidiar con las acciones que está tomando el Gobierno de Nicaragua y algunos sectores privados para facilitar la migración irregular y sacar ganancia de ello. Estados Unidos está explorando las opciones para penalizar esa actividad, pero del lado mexicano, que ha sido extremadamente tolerante con la dictadura de Daniel Ortega, no hubo ninguna palabra al respecto.

En materia económica, el comunicado mexicano le dedicó 96 palabras y abundantes lugares comunes (“México es un país atractivo para la inversión extranjera, y que en los últimos meses ha quedado claro que la integración económica de la región es posible con pleno respeto de la soberanía de cada nación”). La Casa Blanca tocó el tema en 195 palabras, con las prioridades de Biden: la disponibilidad de energías limpias (que rechaza López Obrador), avances en inteligencia artificial (donde el Gobierno mexicano ha estado notablemente ausente del debate), y garantizar las cadenas de suministro (ya le dijo cuáles Amos Hochstein, coordinador de seguridad energética de la Casa Blanca cuáles son a López Obrador hace más de un mes), para salvaguardar la seguridad nacional de su país.

Los comunicados hablan por sí mismo y cada Gobierno impulsa sus intereses. Por un lado, la Casa Blanca mostró los hechos y las cesiones y concesiones mexicanas. Por parte de Palacio Nacional, fue el discurso heroico que busca la forma para esconder el fondo. 

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