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Rachmaninov fascinante

Algún socarrón (“de cuyo nombre...”) dijo alguna vez que “los tres últimos compositores propiamente dichos, en el mundo de la música, fueron Guty Cárdenas, ‘Cri-Cri’ y Rachmaninov”. De este último, muy lejos de sus conciertos para piano números 2 y 3 y sus Variaciones sobre un Tema de Paganini, quizá su Sinfonía No. 2 en Mi menor, Op. 27 ha sido la partitura más exitosa. Dicha obra, con Iván López Reynoso (actual director de la Sinfónica de Bellas Artes) como director huésped, fue el plato fuerte del séptimo programa de la Primera Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado, con sala casi llena. Y aunque varias personas se retiraron al término del primer movimiento de la sinfonía, las restantes recompensaron la aseada ejecución de la obra con una gran ovación, adicional a las que espontáneamente surgieron al final de los tres primeros movimientos.

De la Segunda Sinfonía de Rachmaninov hay en YouTube varias versiones de referencia, con Vasily Petrenko, André Previn, Seymor Bychkov, Antonio Pappano o Valery Gergiev, verbigracia, como directores.

La de López Reynoso y la OFJ no desmereció en absoluto. Aunque la partitura es extensa (dura casi una hora) e inconexa, se salva por la clara influencia de Tchaikowsky en varios pasajes melódicos y armónicos fascinantes.

El programa se abrió con la obertura de la ópera Roberto Devereux, de Donizetti, con sus marcadas referencias al himno británico “Dios salve al Rey”.

En la parte central de la velada estuvo el Concierto para Contrabajo No. 1, de Bottesini, afamado en el siglo XIX como “el Paganini del Contrabajo” y célebre por haber dirigido el estreno de la ópera Aída, en El Cairo, en 1871, por recomendación de Verdi, y el Himno Nacional Mexicano –nada menos–, el 15 de septiembre de 1874, con la soprano Claudina Fiorentini y el tenor Lorenzo Salvi como solistas.

El venezolano Óscar Luque, contrabajista principal de la OFJ desde hace siete años, fungió como solista. Interpretado hace varios años por Gary Karr en la misma sala, el Concierto se significa por la gracia, la elegancia y la delicadeza, a despecho del bajo perfil del contrabajo en la orquesta. Luque lo ejecutó pulcramente, aunque sufrió en los agudos y López Reynoso excedió el volumen del ensamble tras la cadenza del solista en el primer movimiento y en algunos pasajes del segundo.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.

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