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Quien tiene un eléctrico, no quiere otro

Pregunta a quien tiene un auto como el que quieres, para ver cómo le fue. Muchas veces hacemos esto en nuestras vidas, buscando minimizar los riesgos de una compra tan fuerte como la de un coche nuevo. Si hiciéramos esa pregunta a los dueños de autos eléctricos, estaríamos preguntando sobre la tecnología, más que sobre el coche en sí, y las respuestas podrían mostrar a quienes están considerando hacerse de un vehículo 100% eléctrico si la experiencia de vivir con uno es buena lo suficiente como para repetirla, la respuesta es no. ¿Por qué? Veamos.

La empresa McKinsey & Company hizo un estudio global con más de 30 mil personas y el resultado mostró que 29% de los que ya compraron un auto eléctrico piensa comprar uno de combustión interna ahora. Esos números pueden ser mejores o peores según el lugar donde vivan. 

Los japoneses, por ejemplo, 87% de los que tienen un eléctrico piensan cambiarlo por otro eléctrico en el futuro, pero sólo 51% de los ingleses piensan lo mismo, así como 54% de los estadounidenses que tienen un EV. Dicho de otra manera, 46% de los que tienen un eléctrico en el vecino del norte, no quieren tener otro en el futuro. Es un número muy alto.

Entre los que no quieren tener otro eléctrico después del primero, 35% dice que el problema es la falta de estructura de cargadores públicos, que afecta más a unos países que a otros. 

Esto, claro, nos hace pensar que cuando esa oferta sea buena lo suficiente, tener un eléctrico puede ser una experiencia mejor. Obviamente ese no es el único problema. 32% dice que el costo de propiedad es demasiado alto, lo que es revelador cuando muchos, principalmente en países con menor poder adquisitivo como nosotros, comprenderemos, consideran un eléctrico precisamente por ahorrar en combustible. 

Si bien ahorran en ese aspecto, en la mayoría de los casos los vehículos son más caros y con una reventa bastante más castigada que uno de combustión interna. La lista de motivos sigue con los viajes por carretera, que son más largos por los tiempos de recarga - en el caso afortunado de existir estaciones en buen estado y libres en el camino- o, de plano, inviables.

No es la única alternativa

Muchos no pueden cargarlos en casa, lo que disminuye la facilidad de uso. Otros consideran que preocuparse con el tema de recarga genera demasiado estrés para que valga la pena tener uno de esos vehículos (creo que yo estaría entre esos) y hay a quienes no les gusta la experiencia de manejo y, en este caso, no estoy de acuerdo, a menos que manejen un auto que te obliga a usar un sólo pedal para conducir, lo que significa pasar por una curva de aprendizaje que no todos están dispuestos a tener. Pero la suavidad, aceleración, ausencia de ruidos y vibraciones, me parecen magníficas.

En Brasil, 38% de los propietarios de un eléctrico tampoco quieren volver a comprar uno, pero ese número es mucho más significativo en China, lugar donde más eléctricos se venden y a menor precio, en todo el planeta, además de poseer la mayor cantidad de cargadores. Aun así, uno de cada cuatro chinos no quieren volver a hacerse de un EV.

En occidente, varias marcas están cancelando proyectos de autos eléctricos en función de esto. La más reciente es Ford, que ya no producirá una SUV de tres filas que tenía programada. Mercedes-Benz también ya canceló las futuras generaciones de la EQE y de la EQS, sus dos mayores SUVs eléctricas. Volkswagen también está siguiendo esa tendencia. Sin embargo, esto no quiere decir que no tendremos autos eléctricos en el futuro. 

La china Xiaomi, por ejemplo, ya declaró que no le importa ganar dinero con los autos que fabricará a partir de ahora, sino que quiere crecer lo suficiente para competir con los gigantes BYD y Tesla, dos empresas que tampoco van a detener su ya considerable producción. 

Así que debemos estar preparados para una nueva invasión de vehículos chinos, sólo que ahora movidos con electricidad, falta ver cómo pretenden reaccionar las marcas occidentales frente a ese poderío chino, que puede ser interesante para el consumidor por precio y equipo, pero que puede también ser una amenaza fuerte para la industria automotriz mexicana, que hace de este país el cuarto mayor exportador de autos del mundo, incluyendo algunos eléctricos como la Ford Mach e o la Chevrolet Equinox EV.

oliveiraserg@gmail.com

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