¿Quién me ha robado la “Pax Narca”?
Parafraseando a Joaquín Sabina cuando en una de sus canciones se preguntaba quién le había robado el mes de abril, parece que desde el pasado 25 de julio en que uno de los chapitos secuestró y se llevó a Ismael “El Mayo” Zambada a Estados Unidos, el que se viene preguntando quién le robó la “Pax Narca” que privilegió todo el sexenio es el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde esa fecha donde se supo que una aeronave bimotor que había salido de Culiacán aterrizó en un pequeño aeropuerto de Nuevo México, donde agentes antidrogas estadounidenses ya esperaban a Joaquín Guzmán López y a Zambada para encarcelarlos y juzgarlos, el Presidente dijo desde su mañanera que nada sabían de esa operación y que esperarían el informe de Estados Unidos, que sigue sin llegar.
Lo que más ha dado luz de lo sucedido es una carta de “El Mayo”, en la que afirma que fue engañado por “su sobrino” Joaquín, a quien custodiaban hombres armados “vestidos de verde”; que verían al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya y al ex rector de la Universidad de Sinaloa y diputado local electo, Héctor Cuén, al que terminaron matando, y desapareciendo a sus dos escoltas, uno de ellos comandante en activo de la Policía Judicial estatal.
Ayer, a once días de la guerra que se desató entre los hijos de “El Mayo”, que buscan vengar la traición de los hijos de “El Chapo”, y que tienen aterrorizada y semiparalizada a la población de la capital sinaloense y otros municipios aledaños, un irritado Presidente que ve cómo se le empaña el cierre festivo de su sexenio por el abrumador triunfo electoral del partido que fundó y la promulgación de sus reformas, como la del Poder Judicial, tronó contra Estados Unidos al culpar al gobierno del País vecino de ser “corresponsable” de la violencia que se vive en Sinaloa por haber negociado con los delincuentes su detención y el secuestro de “El Mayo” sin informar a las autoridades mexicanas que él representa.
Esa declaración fue el reconocimiento implícito de que el gobierno de la 4T apostó siempre por la “Pax Narca” al nunca intentar detener al intocable Zambada para así no desatar enfrentamientos, que es obligación de toda autoridad combatir y evitar.
La fallida estrategia del combate al narco y la violencia e inseguridad que genera en amplias zonas del País, simplificada en la frase “de los abrazos y no balazos”, que mantuvo de principio a fin en su sexenio y se evidenció siempre al no tocar ni con el pétalo “de una frase” a las mafias en sus mañaneras, donde no dejaba títere con cabeza de sus otros “adversarios”, le hizo crisis al Presidente a unos días de terminar su sexenio.
Por eso desde Palacio Nacional parece que se pregunta quién le ha robado la “Pax Narca”, esa que tarde o temprano siempre genera mayor violencia que sufre la población y somete a gobiernos, por el empoderamiento que dan a los grupos delincuenciales los acuerdos con la autoridad.
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