Ideas

¿Quién es quién?

En memoria de Moisés Chávez Cárdenas, amigo leal

Hace unos días murió un mexicano brillante, excepcional: Porfirio Muñoz Ledo. Podría estarse o no de acuerdo con él, pero nadie podrá decir, jamás, que fue un hombre deshonesto. Personajes de esa magnitud le hacen falta a la política mexicana. Murió arrepentido dado que su apoyo a López Obrador tenía como propósito la construcción de un México en el que la justicia social fuese una realidad. Finalmente, la soberbia del Presidente la canceló, convirtiéndola en óbolo y al pueblo, en limosnero.

Valga el comentario anterior para que, a la luz de personalidades como Muñoz Ledo, observemos a quienes aspiran a alcanzar los cargos de Gobierno. ¿Qué sabemos de aquellos que, autorizados por nuestro voto, acaban haciendo lo que les place? ¿Qué sabemos de su vida íntima, familiar o privada? ¿Qué piensan realmente? Porque ojo, no necesariamente es lo mismo que dicen. ¿Cuáles son las razones que los mueven para buscar los cargos de representación popular? ¿En dónde se prepararon, cuál es su experiencia, en qué creen? Los políticos, por ser personajes que tienen acceso a los fondos públicos y porque con sus acciones pueden comprometer nuestro futuro, deben ser observados, incluso en su vida privada. Quienes eligieron la política para realizarse profesionalmente deben generar confianza y esta radica en la transparencia de sus actos, en la práctica de sus valores y en el cumplimiento de sus compromisos. El escrutinio social sobre ellos debe de ser permanente.

En el escenario nacional, como en los viejos tiempos -criticados e imitados-, se han apuntado como precandidatos, con el impulso del Presidente y haciendo uso de los recursos públicos, Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco. Por el Frente Amplio por México se registraron Enrique de la Madrid, Xóchitl Gálvez Ruiz y Santiago Creel Miranda; y más bien con un carácter escenográfico, aparecen, entre otros, Ignacio Loyola, Silviano Aureoles, Miguel Ángel Mancera y Beatriz Paredes (buscando hueso y no puede ni caminar). Porque lo que está en juego es el futuro del país, ellos deberán acreditar, ante nuestros ojos, el porqué de su aspiración. Habrá que ver, en su momento, los debates para ir formándose una idea de su inteligencia, pensamientos, valores, visión del país y del mundo, así como de la sociedad mexicana, sus problemas y posibles soluciones.

La lista de aspirantes, en el caso de Jalisco, la inicia o iniciaba Pablo Lemus (habrá que preguntarle a Alfaro), seguido de Clemente Castañeda, Verónica Delgadillo, Salvador Zamora y Alberto Esquer; Carlos Lomelí, Sergio Armando Chávez, Antonio Pérez, José Ma. Martínez, Laura Haro, Diana González, Pedro Kumamoto y, dependiendo del juego nacional, Ricardo Villanueva o algún empresario. La emergencia de Xóchitl seguramente generará reacomodos ante la idea de que, haciendo equipo con ella, se puede ganar. Los tiburones la acechan.

Por lo pronto, estamos a tiempo de informarnos, investigar y escudriñar a los valientes que enfrentarán una nación en crisis. Como decían las abuelas, “ya veremos”.

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