Ideas

¿Quién es “Chema” Martínez?

El 12 de junio de 2014, los ojos del mundo estaban puestos en la inauguración del Mundial de Brasil. Mientras tanto, en la Cámara alta mexicana, un político jalisciense aprovechó la distracción del jogo bonito brasileiro. El político era el entonces senador panista José María Martínez, que consiguió los votos para crear su Comisión de la Familia. 

Este momento retrata de pies a cabeza a “Chema” Martínez, ahora diputado local por Morena tras renunciar en 2018 al PAN, en donde militó 27 años. 

Un conocedor del entretelón y el drenaje profundo de la política local, un cabildero pragmático y predatorio -las rúbricas de sus colegas Bartlett del PT y el “Niño Verde” le dieron su anhelada Comisión de la Familia que feministas y activistas LGTB condenaron por retrógrada y discriminatoria. Como un político de la vieja escuela, sabe ser un caballero en la tribuna y un bandolero tras la puerta de negociación. 

“Chema” Martínez ha experimentado la lección más valiosa en política: ostentó el poder y lo perdió. Pasó de cuidador de casillas para el PAN en los noventa a diputado local tres veces y supuesto “traficante” de plazas en el Poder Judicial de Jalisco, según lo acusó Herbert Taylor, el supersecretario emilista. Por años el cotilleo y los trascendidos lo identificaron como el mandamás y administrador de la nómina judicial que cooptó el panismo durante tres sexenios. Como albiazul, se aseguró una polémica “pensión dorada” a los 49 años de 108 mil pesos mensuales. 

Toda su carrera enarboló la defensa de la “familia natural”. En 2010, como diputado local, propuso una reforma para delimitar el concepto de familia a padre, madre e hijos. De esta forma la “protegía” del matrimonio igualitario y la adopción homoparental.   

Su iniciativa topó con pared y lanzó una “consulta popular” para elegir el modelo de familia que necesitaba Jalisco. Su Declaración sobre los Derechos de la Familia enviada a la ONU en 2014 consideraba a ésta un “elemento natural y fundamental de la sociedad” además de defender la vida “desde la concepción hasta la muerte natural“.

“Chema” Martínez, al cabo un sabueso de la política, capaz de olfatear la podredumbre y la promesa de manjares a kilómetros, supo leer los tiempos. En plena debacle del PAN y ascenso del emecismo, en febrero de 2018 Andrés Manuel López Obrador lo anunció como un nuevo fichaje de Morena.   

Cuando el panismo sucumbió, halló cobijo en esa incubadora del transfuguismo político que en estos tiempos resucita cadáveres: Morena. 

Su primer logro: encabezó la lista como diputado plurinominal de Morena en el Congreso de Jalisco. Como coordinador morenista ha sido implacable en las negociaciones con el emecismo. No tiene una sino dos o tres manos izquierdas si el acuerdo lo amerita. El Congreso le queda chico como a un escualo una pecera. Amo y señor del sesgo conveniente, la ambigüedad y el choro mareador, evita salir en la foto a menos que él lo solicite.          

Como legislador ha sido cómplice del oficialismo en el reparto de “cuotas y cuates”, los negocios naranjas, el aumento del presupuesto a partidos y las comparecencias a modo al jugar un papel de oposición de terciopelo. 

Este domingo, “Chema” Martínez se destapó en el Centro Cultural Universitario de la UdeG como aspirante a gobernador ante cinco mil simpatizantes -a unos metros del fatídico Museo de Ciencias Ambientales-. El lugar elegido es una confesión de hasta dónde pueden llegar sus acuerdos. Porque “Chema” sabe elegir a sus rivales y a sus aliados. También sabe cambiar de opinión.

El año pasado votó a favor del matrimonio igualitario con estas palabras: “Para este caso concreto, modulo mi convicción, precisamente por las personas, y con toda responsabilidad y consideración de las consecuencias”. 

¿No es acaso una virtud del político saber identificar y expresar justo lo que quieren escuchar los electores? Ese es “Chema” Martínez.

jonathan.lomelí@informador.com.mx

Síguenos en

Temas

Sigue navegando