¿Quién compra autos chinos?
Los asiáticos han sufrido para conquistar el corazón de occidente. Primero fueron los japoneses, con su llegada a Estados Unidos, en los años 60 y 70. Luego los coreanos, en los 80 con Hyundai y 90 con Kia. Ahora son los chinos, con muy poca presencia en la Unión Americana, pero cada vez mayor en América Latina, principalmente en México.
Al igual que pasó con japoneses y coreanos, los chinos aún son vistos como fabricantes de productos de baja calidad, poco fiables y con mal servicio. Lo más probable, sin embargo, es que al igual que pasó con los otros asiáticos, esa percepción vaya cambiando con el tiempo. Pero hoy en día los chinos ya fabrican 20% de los vehículos que venden en México. Si tan mala fama tienen: ¿Quién los compra y por qué?
La respuesta obvia es también correcta: por precio. Aunque esto no explica todo ni todos los casos. Si ya era difícil para algunos fabricantes, principalmente los estadounidenses, hacer autos de la base de la pirámide, desde que la carrera hacia los eléctricos cobró fuerza ese segmento quedó completamente abandonado por ellos. Y los chinos agradecen.
Ford, que aún traía de Brasil e India algunos modelos como Figo y EcoSport, dejó de producirlos. Stellantis mantiene el Attitude pero no le queda mucho para ser sustituido por un chino, el GAC Empow, que será mayor, más equipado y más potente, aunque también más caro. Chevrolet también trae de China los Aveo, Onix, Groove, Captiva y Cavalier, entre otros.
De hecho, cerca de 80% de los productos de GM vienen de ese país. Nissan, con el March y V-Drive, usan plataformas antiguas como forma de competir en ese segmento. VW y Renault buscan en Brasil sus vehículos menos costosos. Hyundai, con el Grand i10, aún compite ahí. Pero los chinos, principalmente con MG 5 y ahora con MG 3, están ganando terreno y no será fácil a futuro rivalizar con ellos en ese segmento.
El tema del precio no aplica sólo en la base de la pirámide. En SUV, principalmente las compactas y subcompactas, los chinos también tiene ofertas irresistibles para muchos.
¿El mexicano compra baratijas?
Por supuesto que con una población que gana, en su gran mayoría, siete mil 380 pesos al mes (según el INEGI, en abril de 2024), el precio es algo extremadamente importante.
Pero esto no quiere decir que los que compran un auto chino no tengan otras opciones. El detalle es que los vehículos chinos, comparados a los de precio similar, ofrecen casi siempre más equipo, tecnología y potencia. ¿La fiabilidad de los chinos es menor? A veces sí, pero esto cambia a cada año en favor de ellos y no es lo mismo un producto chino de hace cinco años que uno de hoy.
En cinco años más, probablemente hayan evolucionado aún más. Su velocidad de evolución es mayor que la japonesa y coreana, mientras que europeos y estadounidenses se han estancado o disminuido en algunos casos.
Es cierto, comprar un auto con más equipo y potencia puede ser un error, si en la hora de resolver un posible problema no hay respeto por la garantía ofrecida o no está disponible, en un plazo razonable, la autoparte para repararlo. Muchos clientes no están conscientes de esto y sufren las consecuencias. Otros sí saben que puede pasar, pero aun así lo hacen, porque es agradable tener un auto equipado.
Los coreanos, principalmente Kia, también llegaron a México con precios agresivos y sus rivales los acusaban de comprar mercado. Hoy ellos experimentan una sopa de su propio chocolate. Porque ellos sabían que conquistarían a muchos clientes para la Sportage ofreciendo más equipo y mejor garantía a los que antes compraban una Honda CR-V.
De la misma manera que BYD sabe que poner en el mercado una pickup Shark, PHEV, con más potencia, acabados, equipo, espacio y garantía que una Tacoma de gasolina, le quita ventas a Toyota. Y aquí estamos hablando de clientes con capacidad adquisitiva suficiente para pagar más de 900 mil pesos por un vehículo, casi siempre es gente muy bien informada.
Quien compra autos chinos busca más por su dinero, sin dudas. Tampoco hay dudas de que, a veces, lo barato sale caro. Pero al igual que pasó, por ejemplo, en Ecuador, donde la escasez de autopartes se resolvió y el servicio de los chinos mejoró, probablemente pase también en México. Comprar un chino es una apuesta y éstas, se ganan y se pierden.