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¡Que viva el tamborazo...!

Una cerrada ovación, subrayada por exclamaciones entusiastas, se desgranó cuando en la sala aún resonaban los acordes finales, sonoros y coloridos, de “Malambo”, la danza culminante del ballet “La Estancia”, de Alberto Ginastera...

Fue el cerrojazo del tercer concierto de la Segunda Temporada 2022 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado. Algo similar –una ovación cálida y espontánea– ocurrió al término de “Sensemayá”, de Silvestre Revueltas, que abrió la velada, e incluso del primer movimiento del Doble Concierto de Brahms, plato fuerte del programa, y de “Feria”, la primera de las Tres Piezas para Orquesta, de José Pablo Moncayo, ofrecida tras el intermedio.

“El respetable” –como dicen los taurinos– celebró la profusión de pitos y tamborazos... aunque la misma tendencia de José Luis Castillo, director artístico del ensamble, a prodigar los decibeles, estropeara varias veces el deseable equilibrio entre los solistas entre sí y con toda la orquesta, latente a lo largo de todo el Doble Concierto de Brahms, al hacer casi inaudibles los diálogos de los solistas con maderas (principalmente) y metales.

William (concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional) y Thedore Harvey (suplente del violoncello principal de la Dallas Symphony Orchestra), por desgracia más visibles que audibles en muchos pasajes del Concierto –la última obra sinfónica compuesta por Brahms, “El más Clásico de los Románticos”–, obsequiaron al público, como encore (con dedicatoria especial para sus padres, presentes en la sala, por sus bodas de oro matrimoniales), una joyita de las suites para cello de Bach.

“Sensemayá”, basada en un poema de Nicolás Guillén, es primordialmente una obra rítmica y cromática; propicia, por tanto, para las desmesuras sonoras ya señaladas.

“Feria”, “Canción” y “Danza” –rápidas y brillantes primera y tercera, lenta y apacible la segunda–, las Tres Piezas para Orquesta, de Moncayo, integran virtualmente un concierto convencional en que, en contraste con las estridencias que tanto gustaron, sobresalieron por su delicadeza algunos pasajes de las cuerdas en las dos primeras.

Las cuatro danzas del ballet “Estancia”, de Ginastera, inspirados en la vida rural argentina, con temas tomados de la música popular, privilegian los elementos rítmicos y armónicos sobre los melódicos; especialmente el “Malambo” final, con los efectos consignados en las primeras líneas.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.

Jaime García Elías

jagelias@gmail.com

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