¿Qué sentido tiene la vida?
Esa es, precisamente, una de las preguntas más importantes que nos debemos de hacer. Pará qué vivir, qué caso tiene tanto esfuerzo, dedicación, trabajo, sufrimiento, agobios y hasta momentos maravillosos y felices.
¿Alguna vez te lo has preguntado? ¿Y cuál ha sido tu respuesta? La verdad es que no resulta tan fácil. Pero al menos hay que intentarlo. El ikigai, en la cultura japonesa, es precisamente encontrar y vivir con lo que más le da un sentido personal, a tu diario ir y venir. Los pequeños detalles y hábitos que brotan de tus ganas internas para hacer algo.
Hay toda una filosofía de vida en ese concepto, que vale la pena explorar más, pues parece que al encontrar tu misión y sentido de la vida, tienes más calidad de vida y mayor longevidad.
Equivale a lo que Kierkegaard nos decía que puedes llegarte a perder por tus pasiones, pero nunca perderla. Porque entonces sí que estás perdido sin vivir apasionado por algo.
De igual manera el famoso psiquiatra Victor Frankl, que descubrió, estando en un campo de concentración Nazi, que sobrevivían, al sufrimiento, los que le encontraban el sentido y guardaban una esperanza para continuar.
Existen dos tipos de motivación, la intrínseca y la extrínseca. Esta última, corresponde a que hacemos las cosas con el fin de recibir una recompensa, un reconocimiento, una aprobación o cualquier cosa valiosa que deseamos; pero que proviene de fuera de nosotros. Y la intrínseca es la que brota de nuestro interior, sin esperar nada a cambio, sólo por el gusto y la satisfacción de hacerlo. Es nuestro ikiagi.
Así que si quieres vivir con mayor calidad de vida, muchos años más, pues lánzate a la tarea de encontrarle un sentido a tu vida.
Son las experiencias más libres, positivas y bonitas que puedes tener, y que no dependen de nada ni de nadie, sólo de que las realices con entusiasmo, con pasión y entrega.
Es un gran tesoro y está dentro de ti.