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¿Qué puede salir mal entre México y EU? Energía, por ejemplo

¿Qué puede salir mal en la relación económica de México con Estados Unidos en el 2022? El primer año de Joe Biden estuvo lleno de situaciones complicadas que no estallaron o se resolvieron como si fuera un guion de la Rosa de Guadalupe. La crisis de migración y el cierre de fronteras por el COVID-19; la entrada en vigor del T-MEC y las primeras escaramuzas relacionadas con éste: exigencias de democracia sindical en México, las maniobras estadounidenses en la industria automotriz y los planes del gobierno mexicano en el sector energético y en medio ambiente.

¿Seguirá Joe Biden con su misma táctica hacia México y AMLO? Esta es una de las preguntas clave. El presidente estadounidense ha visto su popularidad desplomarse. Enfrenta presión de algunos sectores económicos y de legisladores demócratas para que adopte una posición más dura hacia México.

Hay 22 cartas públicas de líderes estadounidenses quejándose de la política energética de México, según registra Carlos Ramírez Fuentes, de la consultora Integralia. De ellas, 13 son de legisladores o gobernadores y nueve de asociaciones empresariales. Esta semana fueron dos. Una de estas cartas, firmada por Bob Menendez, presidente del comité de relaciones exteriores del Senado. El legislador pide a la administración Biden que actúe con fuerza en contra de los planes del gobierno mexicano para el sector eléctrico. Además de un cambio en las formas, Menendez pide a la administración Biden que defina una postura en contra de los planes de México de prohibir las concesiones de litio y cobre. Se refiere a ellas como un asunto de “seguridad nacional” para Estados Unidos.

Hay otra misiva que se puede entender como parte de este mismo rompecabezas, una señal de que los vientos soplan con fuerza en esa dirección. Es del senador demócrata Ron Wyden, presidente del Comité de Finanzas y está dirigida a la Representante Comercial, Katherine Chi Tai. Dice: “El gobierno mexicano está aplicando activamente políticas que benefician a sus empresas eléctrica y petrolera, a costa de los competidores privados que con frecuencia ofrecen opciones de energía más limpia”.

El argumento del senador Wyden no es nuevo, pero incluye otros asuntos complicados que se suman al energético, como e-commerce, telecomunicaciones y medio ambiente. Su mensaje tiene, además, una sugerencia que es amenazadora y debería prender las luces en el tablero de las alertas: “Si México y Canadá no cumplen con los compromisos adquiridos en el T-MEC, Estados Unidos debería negarles todos los beneficios prometidos en el tratado”.

¿Qué efecto tendrán esas misivas en la actitud de la administración Biden? La visita de la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, a México dará algunas claves. Su agenda incluye reuniones con Marcelo Ebrard y Rocío Nahle. Una mesa redonda en la que participará Claudia Sheinbaum y un encuentro con Ricardo Monreal. Tres presidenciales y su homóloga. En los próximos días, con suerte, nos enteraremos de lo que les dijo a sus interlocutores mexicanos.

¿Mantendrá AMLO su posición en materia energética? Esta es muy rentable políticamente, como queda claro en las encuestas de popularidad. Es cara, si consideramos el costo financiero que implica el rescate de Pemex y los superpoderes que otorga a la CFE. Es riesgosa, si la vemos en la perspectiva de la relación bilateral con Estados Unidos. El T-MEC es el único motor que está funcionando de la economía mexicana. Es obvio que hay molestia en casa de nuestro vecino del norte y también es evidente que Joe Biden tendrá que hacer algo con esa molestia, ¿qué hará el septuagenario presidente… una vez que despierte?

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

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