Ideas

¿Qué podemos esperar de Ebrard en Economía?

¿Qué podemos esperar de Marcelo Ebrard como secretario de Economía? El ex canciller y ex contendiente por la candidatura presidencial ha dicho que él estará en la boleta en el 2030. Esto nos da derecho a pensar que tratará de aprovechar la Secretaría de Economía como una plataforma para su candidatura… dentro de seis años.

Dirán que es muy temprano para especular con la sucesión del próximo sexenio. Les contestaré que los nuevos tiempos políticos premian al que madruga, aunque eso implique despertarse a la 1 o 2 de la mañana del día anterior. Todo dependerá de cómo haga su tarea y de su capacidad de ganarse la confianza de su próxima jefa, Claudia Sheinbaum. ¿Necesito decir que ellos no son precisamente mejores amigos?

El primer encargo que ha recibido Ebrard Casaubón es preparar los trabajos para la revisión del T-MEC. Será en el 2026 y es un asunto de vital importancia para México. El principal activo de la economía mexicana es la relación comercial con Estados Unidos. El comercio binacional vale más de 1 millón de dólares por segundo y genera 7 millones de empleos para México. El resultado de esa revisión debe ser una calificación aprobatoria para México y el fortalecimiento de la relación con un socio comercial que no es una perita en dulce.

La designación de Ebrard había sido adelantada por varios columnistas. Es lógica y puede ser muy productiva. Desde la Cancillería tuvo conocimiento de primera mano de la administración Trump y, por supuesto, del equipo de Biden. Lo más probable es que gane Trump en noviembre, y más le vale a México tener una persona al frente de un equipo con experiencia en el manejo del volcán Donald.

¿Es revisión o renegociación del T-MEC ? Los términos del acuerdo firmado en 2018 hablan de revisión. Los estadounidenses insistieron en incluir esto para evitar que se repita lo que pasó con el TLCAN. El cuarto de siglo que estuvo en vigor ese tratado trajo la acumulación de molestias sobre la forma en la que funcionaba la relación comercial. Estados Unidos pensaba que México obtuvo ventajas del no cumplimiento pleno en asuntos como lo laboral y medioambiental. En más de un sentido, tenían razón.

Marcelo Ebrard tiene la experiencia política, el conocimiento técnico y la confianza del sector empresarial para encabezar los trabajos del lado mexicano. No es gente de Claudia Sheinbaum. Habla bien de la próxima presidenta que en la designación de Ebrard haya dejado de lado la parte personal de la relación con el ex canciller. En este caso, no se trata de 90% lealtad y 10% capacidad.

¿Metió AMLO su cuchara? Los que quieran especular al respecto tendrán algunos argumentos. El hecho es que tenemos a la persona adecuada. En un mundo ideal, Ildefonso Guajardo debería formar parte del equipo mexicano, porque hay decenas de miles de millones de dólares en juego y necesitamos el mejor equipo. Si todo sale bien, todo lo que estamos soñando con el nearshoring será más real. Si la negociación trae un descalabro, tendremos que sacar raíz cuadrada a los números que ahora tenemos del nearshoring.

En la mesa de revisión estarán temas difíciles, como la política energética de México y el trato preferencial a Pemex y CFE. También tendremos la controversia por la restricción de importaciones de maíz genéticamente modificado... más lo que se acumule. Si Trump gana la elección, hay un alto riesgo de que la revisión de lo económico se contamine con otros temas que en primera instancia no son “económicos”: migración y narcotráfico, por ejemplo.

La negociación será complicada y entraña riesgos para el precandidato Ebrard. Siendo un político astuto, deberá trabajar en otras vertientes que le ofrezcan rentabilidad política y resultados para la presidenta Sheinbaum. En esta lógica, el próximo secretario de Economía tiene dos piezas que podría avanzar en el tablero hasta coronar: la promoción económica en el exterior y la política industrial.

Ha sido un sexenio desaprovechado en materia de promoción económica desde el gobierno federal. En nombre de la austeridad republicana se acabó con Proméxico y el Consejo de Promoción Turística. Se han alcanzado buenas cifras en captación de Inversión Extranjera Directa, pero podrían ser mucho mayores. En vez de estar aspirando a los 40,000 millones de dólares anuales, estar en la zona de 80-100,000 millones que tiene Brasil.

Otra ventana de oportunidad (diría Marx Arriaga) está en la política industrial. Muchas veces se criticó al periodo neoliberal por desdeñar la política industrial, pero en este sexenio no pasamos de la crítica al pasado en este aspecto. Los resultados más importantes en esta materia corresponden a gobiernos estatales, como el de Nuevo León y Guanajuato. Hay muchas cosas por hacer desde Economía. Lo que tenemos son planes de un área que no tiene que ver con lo que están haciendo otras áreas. Falta más coordinación y un enfoque integral, dice la empresaria Altagracia Gómez, una de las personas que más influye en la futura presidenta cuando se trata la agenda económica. El corredor interoceánico y el nearshoring representan grandes oportunidades para poner en marcha una política industrial a la altura de lo que necesitamos: crecer mínimo 4% anual y generar oportunidades en regiones que están rezagadas.

¿Podrá Ebrard proyectarse desde Economía hasta la boleta electoral en el 2030? Un factor que lo limita es el bajo presupuesto de esta Secretaría. En 2024 son 3,780 millones de pesos. Han sido suficientes para la actual secretaria, Raquel Buenrostro, porque ella sabe sacar agua de las piedras y no tiene aspiraciones políticas. Ebrard la tiene complicada. Por lo pronto, tiene que sacar bien la revisión del T-MEC. Lo demás es sueño y especulación.

lmgonzalez@eleconomista.com.mx 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando