¿Qué pasa con el dólar?
Durante la semana pasada, el tipo de cambio del peso frente al dólar tuvo una visible depreciación. La divisa norteamericana se incrementó en 2.8% en cinco días de operación.
Esto ha conducido a mucha gente a preguntarse en qué medida tenemos asegurada la estabilidad cambiaria. Y también a cuestionarse si en cualquier momento podríamos ver un disparo de la paridad, como sucedió en marzo de 2020.
En un Estado como Jalisco, que tiene una industria electrónica relevante y que además es el principal productor agropecuario del país y uno de los principales exportadores, la cotización del dólar frente al peso es un factor crucial.
Lo primero que tenemos que recordar es que la paridad de nuestra moneda ya no se fija en el mercado nacional. Desde hace años, nuestro peso se ha internacionalizado y en buena medida su relación frente al dólar deriva de lo que ocurra en los mercados financieros de Estados Unidos, Europa y Japón.
Lo que hemos observado en los últimos meses en esos mercados es una impresionante creación de dinero. Se estima que los bancos centrales de los principales países desarrollados han introducido a la economía algo así como 13 billones (trillions) de dólares.
El resultado más visible e inmediato de esta política ha sido el desplome de las tasas de interés en el mundo. Prácticamente en todo el mundo desarrollado se encuentran cercanas a cero y en algunos lugares incluso por abajo.
Ese es el gran telón de fondo de la estabilidad cambiaria que hemos tenido a partir de la mitad del año pasado.
Esto no quita que tengamos algunos episodios de volatilidad, en su mayor parte relacionados con el comportamiento de las finanzas y la economía de Estados Unidos y otras naciones desarrolladas.
Sin embargo también hay episodios domésticos que generan nerviosismo temporal, como sucedió con los efectos de la ola de frío que afectó la provisión de energía eléctrica y la distribución de gas en México.
Será imposible evitar un cierto impacto en la actividad económica como resultado de estos acontecimientos por lo que también se disparó una cierta depreciación de nuestra moneda en días recientes. No obstante, lo más probable es que sea de carácter temporal.
Muchos inversionistas están convencidos de que la política fiscal conservadora emprendida por el Gobierno de López Obrador es una garantía de que la estabilidad va a continuar.
No importa que ésta tenga efectos recesivos y que impacte, por ejemplo, en una caída de las participaciones a los estados, como ya se presentó en el mes de enero, al bajar en 5.1 por ciento en términos reales.
Pese a esos impactos, no se ve en el horizonte una amenaza de inestabilidad cambiaria. Lo que sí se puede afirmar es que lo más probable es que veamos un primer trimestre en el cual la economía va a volver a caer.
Detrás de esa caída habrá comportamientos muy diferenciados. Habrá fuertes retrocesos en las zonas turísticas o comerciales de Occidente mientras que los centros agropecuarios y manufactureros de exportación tendrán mejores resultados.
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