¿Qué es el "halconazo tapatío"?
Yo no lo supe hasta el domingo pasado. Bastaron 15 minutos para descubrirlo. Quiero decir, supe de las detenciones ilegales el 4, 5 y 6 de junio de 2020 en Palacio de Gobierno y Calle 14 en la la Fiscalía del Estado durante las protestas tras la ejecución extrajudicial de Giovanni López por no usar cubrebocas. Incluso seguí los hechos desde una redacción. Había usado el término “halconazo tapatío”, pero ignoraba su significado de esta otra forma.
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Éramos apenas 12 personas en una sala de proyección frente a una pantalla de 32 pulgadas y una bocina. Confieso que acudí esa soporífera tarde del domingo al café el Mono Sílabo sin muchas expectativas. Me recibió una casona tradicional tapatía cerca del Templo Expiatorio con techos altísimos contra el calor. Había visto un cartel en las redes del colectivo #5deJunioMemoria en donde anunciaban el cortometraje “5 de junio” (2021) dirigido por Humberto Flores.
Minutos antes de iniciar la función Humberto me contó que pertenecía a la productora independiente Contratiempo Cine conformada por jóvenes cineastas egresados del ITESO. Me dijo que su corto lo habían financiado ellos mismos (invirtieron 15 mil pesos).
El cortometraje obtuvo una mención honorífica en el Festival de Morelia, se proyectó en el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York, en el Chicago Latino Film Festival y otros. Salvo en pequeños y escasos foros, nunca se ha proyectado en salas tapatías de cine.
El corto recrea desde la ficción la protesta del 5 de junio en la Calle 14 de Guadalajara. En ese hecho, más de 80 jóvenes fueron privados de la libertad por elementos de la Fiscalía del Estado encapuchados y armados con tubos. Los subieron a camionetas sin placas, les vendaron los ojos y los confinaron durante horas antes de liberarlos bajo amenazas y sin sus pertenencias en las periferias de la ciudad.
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El filme inicia con un grupo de amigos que huye entre las calles de la Zona Industrial cuando los intercepta una camioneta con agentes de la Fiscalía encapuchados y armados. Los suben a la cajuela y les vendan los ojos. En ese momento sólo vemos la oscuridad de las víctimas. El filme se convierte en una angustiosa narración auditiva.
Esto es México, cabrones (se escucha un golpe) ¿Quieres otro? Ahora sí van a ver en qué pedo se metieron. Hombres a la izquierda y mujeres a la derecha. Van a pasar a confiscarles sus celulares, téngalos en la mano. ¡Tu celular! ¡Tu contraseña! ¿Si saben que ya valieron ver%$*, verdad? Vas a caminar y contar en voz alta hasta 50, si te detienes, te mueres…
(Las frases, lo más apegadas a la realidad, fueron recreadas a partir de entrevistas a las víctimas).
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Un día después Enrique Alfaro reconoció que la Fiscalía del Estado estaba infiltrada por el crimen y aseguró que los agentes habían actuado solos. El gobernador todavía sostuvo en el puesto a su fiscal durante 640 días más hasta que renunció por “cuestiones de salud”.
Ninguna denuncia por tortura y desaparición forzada prosperó. Sólo se procesó a ocho agentes de la Fiscalía por abuso de autoridad cuando se habla de una participación de decenas.
El mandatario prometió una reforma policial, un servicio civil de carrera, una Universidad del Policía y protocolos para atender protestas sociales. Nada de lo anterior se ha cumplido.
La tarde del domingo entendí qué había pasado el 5 de junio en Guadalajara y el “halconazo tapatío”: no es un hecho del pasado sino del presente. Ese día, al igual que en México 68 y guardando las proporciones, la represión del Estado desactivó un movimiento social. A tal grado que el rastro de las víctimas, ellos se denominan sobrevivientes, se perdió. Son pocos y anónimos quienes han querido hablar.
El cortometraje dura sólo 15 minutos, pero la realidad que retrata dura 24 horas cada día.
jonathan.lomelí@informador.com.mx