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¡Qué descaro el de AMLO!

A propósito de la decisión de Elon Musk, propietario de la automotriz Tesla, de poner una pausa a la intención de iniciar la construcción de una planta en Nuevo León, el Presidente López Obrador -como siempre- emitió una opinión, pero de paso se “cayó del alambre” y se exhibió con sus propias palabras.

La decisión de Musk aparentemente fue obligada ante la abierta amenaza que hizo Donald Trump de aplicar un impuesto hasta del 200%, que en caso de llegar a la Casa Blanca nuevamente -y haciendo referencia a la posibilidad de que empresas chinas se instalen en nuestro país-, “van a llegar a fabricar automóviles en México y creen que los van a vender de este lado de la frontera sin pagar aranceles. Eso no va a pasar conmigo”. Sin embargo, a AMLO eso no le preocupa y dice que “tarde o temprano” la planta se va a instalar en Nuevo León, bajo el siguiente argumento: “Esta declaración del presidente Trump se hace en el marco de la campaña y en las campañas hay mucha pasión, mucha retórica, se habla en demasía, pero no sólo en Estados Unidos, sino en cualquier país en que hay elecciones… ya cuando pasan las elecciones y se instituyen los gobiernos, ya es otra cosa”.

Y por supuesto, con esa reflexión, que más bien es una confesión en el epílogo de su Gobierno, pero ahora -aunque no es una sorpresa, sólo una confirmación- se asimila perfectamente toda la retahíla de promesas, ofrecimientos y compromisos que garantizó al “pueblo sabio” en su campaña y que le dio su voto para llegar históricamente a asumir la presidencia el 1 de diciembre de 2018. ¿Dónde quedó aquello de mejorar la economía, reducir la pobreza, lo mismo que la desigualdad, luchar contra la corrupción, acabar con la violencia y fortalecer la democracia? En todos los renglones hay cuestionamientos y estamos igual o peor que antes.

Solamente en la cuestión de la violencia, que es lo que más nos preocupa a los mexicanos, ¿qué pasó con aquel plan para erradicar el problema, entre los que se contemplaba la amnistía y desarme de cárteles, acabar de tajo con la impunidad y terminar con las altas cantidades de personas desaparecidas? O aquello de perfeccionar la democracia, de fortalecerla en lugar de intentar destruirla, o querer acabar con las agencias autónomas, tratar de desaparecer el organismo electoral o atacar abiertamente al Poder Judicial. Y por supuesto, la promesa de regresar al Ejército a los cuarteles, que fue lo contrario completamente, dándole más asignaciones y responsabilidades.

Pero qué bueno que en la antesala de que se largue a su rancho -de memorable nombre y atinado destino para el susodicho- le recuerde a la gente que votó por sus promesas en el 2018, que aquello era “una campaña”, donde “se habla en demasía”, pero “ya cuando pasan las elecciones… ya es otra cosa”. ¡Qué descaro!

¿Usted, qué opina?

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