“Que Dios nos agarre confesados”
Usted se imagina una obra con estos argumentos: Primer episodio, Vladímir Putin asiste a México el 1 de octubre a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum; segundo episodio, Donald Trump gana la elección del 5 de noviembre en Estados Unidos; y tercer episodio, el 20 de enero de 2025, al tomar posesión como nuevo presidente estadounidense, Trump ordena -como lo ha sostenido en varias ocasiones- el cierre de la frontera con México y cumple con su amenaza de ejecutar la deportación más grande en la historia. ¿Cómo se llama la obra?, “Que Dios nos agarre confesados”.
Los tres episodios no son argumentos ficticios, son posibilidades reales que se pueden presentar ante las circunstancias que hemos vivido en las últimas semanas. El presidente de Rusia ha recibido la invitación -confirmado por la agencia rusa Tass y publicado por el diario moscovita Izvestia (Noticias)-, y aunque no se trata de una invitación especial, sino una cortesía que se tiene con todos los mandatarios de los países con los que se tienen relaciones diplomáticas, la posibilidad de la presencia de Putin en suelo mexicano “estiraría aún más la liga” con Washington -máxime si fuera Trump el ganador de la elección presidencial-. Con estos antecedentes, las vociferaciones trumpianas tomarían “vuelo” y las consecuencias serían muchas, no solo para los migrantes, sino para las economías de Estados Unidos y México.
Pero vamos por partes. Las remesas que nuestros paisanos -entre ellos unos 14 millones de indocumentados- enviaron desde el país vecino el año pasado ascendieron 63,313 millones de dólares, que representaron el ingreso número uno de México; y solamente en el mes de junio pasado lo recibido fue de 6,213 millones de dólares, que es el flujo de transferencias más alto en la historia según reporta el Banco de México, lo que nos habla -que a este paso- al final de este año se superarán con facilidad los 70 mil millones de dólares. Una eventual deportación masiva afectaría seriamente nuestro ingreso económico. Ahora bien, para los vecinos un destierro masivo de migrantes sería un golpe letal a la producción y los servicios por la mano de obra, y también un impacto muy severo a las contribuciones federales, estatales y locales. Un análisis reciente del Institute on Taxation and Economic Policy (ITEP) -grupo de defensa de políticas públicas sin fines de lucro- indica que los inmigrantes indocumentados en 2022 pagaron 96,700 millones de dólares en impuestos sobre el salario que devengaron.
Así que una obra de teatro -muy apegada a una posibilidad de la vida real- donde Vladímir Putin acepta visitar México -provocando al vecino del Norte-, Donald Trump ganando la elección y cumpliendo con sus demenciales amenazas, convertiría la situación en un caos y lo mejor sería “Que Dios nos agarre confesados”.
¿Usted, qué opina?