¿Que Anaya apoyará a Alfaro?
Lo que sucedió ayer con la visita de Ricardo Anaya a Jalisco marca el inquietante y previsible tono de la relación entre las campañas federales y la campaña estatal: no van a poder sumar votos de Jalisco para la Presidencia.
Anaya, como ya todos saben, será el candidato presidencial de tres partidos (PAN, PRD y MC), y como también muchos saben, esos partidos en Jalisco no se hablan. Bueno, sí se hablan, pero para criticarse.
Eso no le parece un obstáculo al candidato del Frente. Para Anaya parece fácil venir a convencer a los emecistas, a los panistas y a los perredistas, no sólo de que voten por él (eso hasta parece obvio), sino de lo verdaderamente importante: que trabajen, en sus trincheras, para que el Frente en la carrera presidencial avance. Que traigan más votos para su molino.
El problema es que para hacer eso, el panista debe apoyar a los líderes locales, a los que tienen territorio y estructura, y por supuesto —nada más faltaba— a los candidatos locales, principalmente a los que van por la gubernatura. ¿O cómo les va a pedir a los alfaristas que sumen sus esfuerzos si él no se suma al alfarismo?
Esa pregunta ya se la hicieron. Ya se la había hecho él mismo, pero no pensó bien la respuesta: dice que apoyará a los tres candidatos a gobernador. Si él cree que eso suena cortés es porque no entiende nada.
¿Se habrá perdido de algo? ¿Se durmió mientras le estaban explicando en el avión cómo estaba el escenario en estas tierras? Alguien debe recordarle que los panistas y los perredistas no sólo trabajarán por sus candidatos, sino que atacarán la candidatura de Alfaro en MC. ¿Anaya les pedirá que no lo hagan cuando venga él? ¿Y saldrá en los mítines del puntero diciendo que Alfaro es un gran candidato? ¿Y luego se pasará a la acera de enfrente a decir que es un gran hombre el panista Miguel Ángel Martínez —o Elías, el que quede— que desprecia al perredismo, y después de un café levantará la mano del perredista Carlos Orozco que minutos antes habrá despotricado contra los albiazules, el PRI, Alfaro y Morena por igual?
E imaginen una familia panista en su mesa, mientras se pasan la canasta de birote. Viene el candidato presidencial que, en su mente, es del PAN, punto, y lo ven en un mitin masivo con Alfaro gritando “¡Sí se puede! ¡Vamos a ganar!”. Les va a dar un aire. Se van a atragantar: —¿Anaya apoya a Alfaro?— No, Alfaro apoya a Anaya. —¿Y eso vale después de lo que hemos dicho en el partido de él? —....
Anaya corre el riesgo de ser visto como cómplice del adversario local y eso genera apatía entre la militancia. No sólo puede perder el apoyo de la estructura multiplicadora en la región, sino que corre el riesgo de perder hasta sus votos.
Se le hace fácil decirlo, cree que es cortés, pero no es más que ceguera y menosprecio a la lógica política local.
Anaya no entendió nada cuando aquí no se logró armar el frente para la gubernatura.