Puras ¡babosadas!
Se dice que el sentido del humor es una vitamina natural, que en muchos casos vamos perdiendo, porque asociamos la responsabilidad y la autoridad; que los chistes develan en gran medida la realidad inconsciente de un hombre, además de ser un mecanismo que permite la liberación de energía psíquica. Sigmund Freud -creador del psicoanálisis, que es una teoría sobre el funcionamiento de la mente y un método para ayudar a las personas que sufren problemas mentales- dice que la broma es un medio para descargar la tensión emocional, empleando un lenguaje ingenioso para expresar cierta hostilidad escondida.
No, de ninguna manera se trata de una disertación o ensayo sobre la broma y los orígenes de las mismas en nuestro cerebro. Simplemente se trata de reflexionar sobre la repetida acción de ‘bromear’ ante una serie de actos de tensión de nuestra vida real, y máxime cuando vienen de la primera autoridad del país y quien tiene como responsabilidad asumir sus compromisos con la mayor seriedad y no con reacciones ‘graciosas’ que solamente lo exhiben.
Ante la tragedia del secuestro de 16 empleados de la Secretaría de Seguridad Pública de Chiapas por parte de un grupo de hombres encapuchados, con armas largas y chalecos antibalas, el presidente Andres Manuel López Obrador, desde la máxima tribuna de la mañanera, hizo una ‘severa’ advertencia a los responsables: “Lo mejor es que los liberen, si no, los voy a acusar con sus papás y con sus abuelos” y dejó por algunos segundos una ‘inocente’ sonrisa en su rostro. ¡Hágame usted el favor!
Pero no es la primera ocasión en que Lopez Obrador recurre al ‘simpático chistorete’ al referirse a un problema o algún acontecimiento que puede tener serias consecuencias. Lo mismo hizo en la víspera de la celebración del 54 aniversario de la matanza estudiantil en Tlatelolco de 1968 -2 de octubre del año pasado-, cuando se le preguntó al pie de su púlpito matutino sobre la posibilidad de la presencia de encapuchados que pudieran crear problemas en la concentración que se esperaba. “Qué les diría a los encapuchados, que tengan cuidado, porque los voy a acusar con sus mamas, con sus papás, con sus abuelos. Porque estoy seguro que ellos no están de acuerdo. Me dejo de llamar Andres Manuel, porque estoy seguro que les darían un jalón de orejas y sus zapes”.
El neurólogo austrtiaco -Sigmund Freud- dice en algunas de sus conclusiones del psicoanálisis que “el chiste es un mecanismo para hacer frente a la represión social, cultural o individual que nos genera displacer o neurosis”. Yo le dejo que sea usted quien analice, digiera y saque sus propias conclusiones sobre el tipo de cerebro que tiene el inquilino que hay en Palacio Nacional, quien ante situaciones de riesgo de lesiones o pérdida de vidas humanas, sale con ese tipo de ¡babosadas! ¿Usted, qué opina?
daniel.rodriguez@dbhub.net