Prosperidad a nuestro alcance
“El éxito en la vida de un hombre radica en prepararse para aprovechar la ocasión cuando se presente”, comentó el político y escritor inglés Benjamín Disraeli hace más de un siglo. Sus palabras describen muy bien la fórmula para destacar en lo que hacemos y explican una de las causas principales de la prosperidad y bienestar del individuo.
Se han escrito volúmenes sobre el éxito y la prosperidad económica. Desafortunadamente, muchos de estos libros no valen ni el papel en el que están escritos —en muchos de ellos, la palabra “esfuerzo” no aparece ni por error de imprenta.
Malcolm Gladwell, uno de los autores más leídos en Estados Unidos, dedica un libro entero a este tema: Outliers, The Story of Success. No estoy totalmente de acuerdo con todo lo que afirma en esta obra, pero me parece interesante observar que el autor nos muestra que no es necesario ser un genio ni tener habilidades extraordinarias para destacar en alguna actividad. El esfuerzo, en cambio, es un factor decisivo.
La mayor parte de las personas que han logrado sobresalir tienen un nivel medio de inteligencia, aunque bien equilibrada. De hecho, es curioso observar que la racionalidad extrema algunas veces resulta un pasivo para lograr la prosperidad. La inteligencia es un valor importante para Grupo Salinas y la debemos cultivar, pero esto tiene poco que ver con una cualidad innata.
Desde mi punto de vista, una condición para el éxito económico se da en nuestra casa desde niños, si tenemos la fortuna de crecer en una familia con valores y bajo una cultura del esfuerzo, que transmita la convicción de que todo es posible si nos empeñamos en conseguirlo —también es importante una buena educación que nos otorgue herramientas y habilidades para agregar valor en nuestras actividades cotidianas—.
Además, tenemos que desarrollar nuestras habilidades con tenacidad y buscar constantemente la excelencia en lo que hacemos.
Por ejemplo, Gladwell afirma que alrededor de 10,000 horas de práctica esforzada en alguna actividad humana relevante, por compleja que sea, nos convierten en un experto destacado —esto aplica para un pianista, un tenista, un piloto o un matemático—.
Finalmente, considero que es necesario tener la visión para detectar las oportunidades que se presentan y trabajar con pasión para aprovecharlas. Ésta es una capacidad fundamental para el empresario.
Cuando extendemos esta forma de pensar y de actuar logramos entender por qué algunas comunidades sobresalen. Muchas culturas orientales, por ejemplo, enfatizan el esfuerzo personal, y en estos países se estudia y se trabaja muchas más horas por año que en la sociedad occidental promedio. Los campesinos chinos comentan que “no hay nadie que trabaje 360 días al año, que no haga próspera a su familia”.
La historia está llena de ejemplos de personas que han contribuido a un mundo mejor gracias a su esfuerzo, desde Mozart hasta Warren Buffett, pasando por Henry Ford y muchos otros que conocemos.
Todos queremos prosperidad para nuestras familias, y conocemos los pasos para lograrlo. En nuestras manos está el realizarlo.