Pros y contras del “Jalexit”
Le restan menos de dos semanas para el fin de su mandato, pero hasta que eso ocurra, Enrique Alfaro seguirá en la escena pública. Incluso desde España, pues ya ha declarado que al terminar su gubernatura se irá a refundar al futbol europeo, el gobernador saliente hará de todo y más para mantenerse en la discusión pública.
Esa es su esencia; es inevitable. Y está bien. Al final, pasará a la historia como el gobernador que no quiso a los medios… pero amó figurar en ellos todos los días.
Entre una de sus últimas apariciones públicas, Enrique Alfaro presentó un nuevo paquete de iniciativas al que, aparentemente, sigue siendo su Congreso. Un mensaje dirigido al nuevo Gobierno federal. Su meta: blindar los sistemas estatales de salud y educación, y el más importante y discutible: salir del pacto fiscal para exigir un trato presupuestal justo para Jalisco.
Y es justo este último en el que centramos la discusión ahora. Porque al tratarse de un Estado soberano, Jalisco cree que puede abandonar dicho pacto (aunque el Federalismo fiscal pase por ambos congresos). Pero, como con el genio de la lámpara, cumplir ese deseo traerá sus pros y contras. ¿Los analizamos?
Primero, sepamos que el pacto fiscal en México regula la manera en cómo se recaudan y distribuyen los impuestos entre el Gobierno Federal y los estados. Y, en su corazón obradorista, la Presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado en claro que esos fondos se distribuyen de manera equitativa, pues al ser jefa de Estado no puede dedicarle más fondos a Estados altamente productivos como Jalisco, Nuevo León o Ciudad de México, y entregarle centavos a Chiapas, Oaxaca o Guerrero.
Pero, de cumplirse la utopía alfarista, las buenas noticias no faltan. Al tener mayor control de sus recursos, Jalisco puede decidir cómo recaudar y utilizar sus impuestos enfocándose en sus prioridades. Y ese es un guiño muy claro de la administración de Pablo Lemus, que pretende crear un Sistema Tributario Estatal que permita que entidades muy opacas, como el SIAPA o la Secretaría de Transporte, dejen de gestionar sus cobros y multas de manera discrecional.
Luego está la inversión directa en las necesidades locales. ¿El nuevo góber quiere su Línea 5 que conecte del Aeropuerto al Estadio Akron aunque tenga enfoque futbolero y sólo se use masivamente durante el Mundial? Concedido. Los recursos recaudados por Jalisco serían para Jalisco y se destinarían en lo que sea prioritario, no sólo en transporte sino en educación o salud.
Esta autonomía financiera también permitiría diseñar políticas económicas y fiscales adaptadas a realidades y coyunturas.
Pero el contraargumento de la Presidenta Sheinbaum tiene un punto claro: si te pones contra Sansón, quizás no logres derribarlo a patadas. Porque… ¿Cuál es el aval que usan los gobiernos locales cuando solicitan deuda? Claro, las participaciones federales.
Si Jalisco abandona el pacto, es prácticamente un hecho que pierda todavía más transferencias federales que actualmente complementan su presupuesto. Ajá: el dinero de las personas con el que lo mismo se subsidia a camioneros, compra alfaritos o contrata a Pancho Barraza.
Está también el desafío administrativo de recaudar y gestionar impuestos localmente. Crear un “SAT en su jugo” requiere varo, una infraestructura robusta y capacidad administrativa que, así como ocurrió con el nuevo constituyente, podría no quedar concluido en un sexenio.
Y sin acuerdos específicos con la federación, ¿cómo quedan los derechohabientes del IMSS o el ISSSTE? Sin ser experto en el tema, pero sí usando la lógica simple, salir del pacto fiscal implicaría poner en riesgo la lista de beneficiarios de Jalisco, pues se trata de un servicio financiado desde arriba. Y lo mismo pasará con las escuelas o los apoyos del bienestar.
¿Y para qué queremos seis años más de tensiones políticas? Aumentarlas puede generar conflictos en materia de seguridad, impactar económicamente a ciudadanos y empresas por las diferencias de cobro en impuestos locales y federales, generando incertidumbre para residentes y negocios que operan en Jalisco.
Siempre hay dos caras de la moneda, pero en esta ocasión sí hay quien decide de qué lado va a caer. Y ese alguien se llama Pablo Lemus, pues la Presidenta Claudia Sheinbaum ya ha dejado en claro que será con él con quien trate lo que deparará para Jalisco en los que, esperemos, no sean otros caóticos seis años para Jalisco.
isaac.deloza@informador.com.mx