Programa de contrastes
El del quinto concierto de la Primera Temporada 2024 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado -con sala casi llena, por cierto-, fue, en la primera parte, un programa de contrastes: de las sonoridades espectaculares de Franz Liszt, a las disonancias espeluznantes -como las calificaron, en su momento, los críticos- de Bela Bartok, con el primero de sus conciertos para piano y orquesta. El complemento de la velada, con la Sinfonía No. 100 (“Militar”) de Haydn, emblemática del clasicismo, fue la reconciliación con la ortodoxia.
Concebido originalmente como obertura de una ópera que nunca se escribió, el poema sinfónico “Los Preludios” incluye acordes por demás brillantes, que compiten -por ejemplo- con los muy conocidos de “Así Hablaba Zaratustra”, de Richard Strauss, los de la “Cabalgata de las Walkirias”, de Wagner, o los de la coda final de la Primera Sinfonía de Brahms.
La OFJ, dirigida por su titular José Luis Castillo, hizo una buena lectura de la partitura, aunque los fortíssimos de los pasajes inicial y culminante de la obra resultaran demasiado uniformes y deslucieran un tanto los deslumbrantes crescendos a cargo de los metales.
Influenciado por Schoenberg y Stravinsky, Bartok, desde las primeras notas de su Concierto No. 1 para Piano y Orquesta, saluda con las ya referidas “disonancias espeluznantes” que serán permanente telón de fondo de esbozos de melodías solitarias y sonidos de la naturaleza.
El pianista Gonzalo Gutiérrez -quien, según el programa de mano, ha ofrecido conciertos y recitales en Estado Unidos, Japón y varios países de Europa y Sudamérica-, entró y salió de la sala (¿nerviosismo tal vez?) sin saludar al público. Solo lo hizo en las dos ocasiones en que fue llamado a agradecer los aplausos; que, por cierto, los hubo desde el final del primer movimiento, con todo y que el de Bartok no está, ni de lejos, entre los conciertos para piano con que el melómano común está más familiarizado (los de Beethoven, Mozart, Chopin, Tchaikowsky, Schumann o Brahms, verbigracia), no obstante las versiones de referencia de aquél, a cargo de Geza Anda, Maurizio Pollini, Zoltan Kocsis y Daniel Baremboim, entre otros.
Cerró la velada una versión artesanal de la Sinfonía No. 100 (“Militar”), de Haydn, en la que resaltó la limpieza de la fanfarria a cargo de la trompeta y el subsecuente redoble de los timbales del segundo movimiento.
El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.