Programa de contrastes
El Beethoven de su Primera Sinfonía, con que se abrió el sexto programa de la Primera Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves, con sala casi llena, en el Teatro Degollado, era todavía, según el tópico, “el último de los clásicos”; aún no se convertía, según el mismo tópico, en “el primero de los románticos”.
Su citada Primera Sinfonía, en Do mayor, Op. 21, muestra ya atisbos del Genio de Bonn que se manifestaría plenamente a partir de la Tercera Sinfonía (”Eroica”), pero acusa todavía la inevitable influencia de Mozart y Haydn, sus precursores inmediatos.
Para los músicos de la OFJ -y para todos los melómanos del mundo-, se trata de una partitura tan familiar, valga la analogía, como la tabla del 1. José Luis Castillo, director titular del ensamble, se tomó la libertad de reubicar a los timbales a la derecha, a la altura de los alientos maderas, y movió a los contrabajos a la izquierda del escenario. Por lo demás, la interpretación fue pulcra en lo que atañe a tempo, dinámicas y equilibrio de secciones.
Si la velada comenzó con una obra muy conocida, la susodicha Primera Sinfonía de Beethoven, se complementó con una muy poco conocida: la Sinfonía No. 1 en Mi menor, Op. 39, de Sibelius. A diferencia de las obras más celebradas e interpretadas del compositor finlandés -“Finlandia” y el Vals Triste-, su Primera Sinfonía privilegia el cromatismo y el manejo de armónicos espectaculares -Tchaikowsky, Wagner y Liszt eran las influencias más significativas de la época- sobre el desarrollo melódico. La partitura incluye aspectos tan originales como el solo de clarinete con un terso subrayado de los timbales de los compases iniciales, o los dos sorpresivos pizzicatos, como si fueran el eco de la coda del brillante segundo allegro molto del cuarto movimiento, amén de intensos diálogos entre pequeños grupos de instrumentos.
Se trata, en fin, de una partitura que desde los primeros compases atrapa el interés del oyente, y lo sostiene con sus pasajes contrastantes, aunque siempre armónicos y sugestivos. La lectura de José Luis Castillo y el desempeño de los músicos merecieron la ovación con que se cerró la velada.
El programa -penúltimo de la temporada, por cierto- se repite este domingo, como de costumbre, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.
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