Presupuesto, grilla y Alianza Federalista
En una reunión que no hubiese pasado los criterios que recomienda el sector salud y que el gobierno de Jalisco prohibiría en caso de apretar el botón de emergencia, entre 300 y 400 personas de las llamadas “fuerzas vivas” del estado de Jalisco acompañaron al gobernador que en sincronía con otros nueve de la Alianza Federalista hicieron un reclamo público por el presupuesto (no hay que ser mal pensados, pero quizá por eso nos pospusieron el botonazo para el miércoles, para no deslucir el acto de muestra de músculo del gobernador Alfaro; sólo como dato, en Chihuahua fueron menos de 20 los asistentes). El nombre de la reunión no podía ser más sugestivo: Cierre de filas, una expresión que evoca más a los actos públicos del pasado que a los de una supuesta refundación y un cambio en las formas de hacer política que proponen estos diez gobernadores.
De entrada, no podemos sino festejar que la batalla por el presupuesto federal se dé desde los estados y particularmente desde los estados en rebeldía. La aprobación del presupuesto de egresos es facultad de los diputados, pero estos a su vez son o deberían ser los representantes de sus distritos, no de los partidos que los postularon, pero sabemos que en nuestro sistema partidocrático los diputados y senadores tienen muy claro que ellos se deben a su partido, no a los electores o a sus estados y que la obediencia es lo único que se premia. En eso, como en muchas otras cosas de la vida pública, el cambio lopezobradorista se ha notado poco, por no decir que es nulo.
Lo que si tiene la manifestación conjunta y simultánea de los diez gobernadores es una amplia dosis de grilla, o si se prefiere de política para que no suene peyorativo
¿Hay alguna posibilidad de que el manifiesto de los gobernadores de la Alianza Federalista tenga efectos sobre el presupuesto del 2021? La verdad muy pocas. Si algo ha caracterizado a este gobierno es la verticalidad de las decisiones y la obediencia ciega de los secretarios, diputados, senadores, etcétera. No es que antes no pasara, simplemente se ha exacerbado la sumisión. La única posibilidad de que esto cambiara sería que los diez gobernadores efectivamente tuvieran una forma de presionar al gobierno federal y pudieran dialogar en directo con el presidente o al menos con el secretario de Hacienda. Pero siendo sinceros, aún eso se ve poco probable.
Al margen de los resultados en materia de presupuesto, lo que si tiene la manifestación conjunta y simultánea de los diez gobernadores el día de ayer es una amplia dosis de grilla, o si se prefiere de política para que no suene peyorativo. Subirle el costo a López Obrador en la aprobación del presupuesto, pero sobre todo hacer patente en estos diez estados que habrá menos dinero por las decisiones del gobierno federal es una forma de ir calentando la elección intermedia. Meter en la agenda de discusión el federalismo frente al gobierno más centralista y unipersonal desde López Portillo es un buena forma de generar contraste. De eso se trata.
diego.petersen@informador.com.mx