Porcentaje de democracia
Lo mejor de las campañas electorales es que llegan a su fin, lo peor es que hacen creer a quienes votan que con ese acto están participando en una democracia plena, cuando no es así.
Las campañas se centran en la descalificación de los oponentes, pero pocas veces se discuten temas centrales. Por ejemplo, ¿qué tan democrático es nuestro sistema político? ¿Qué significa votar? ¿Qué tanto se participa en las decisiones esenciales de este país al cruzar una papeleta y depositarla en una caja de cartón?
Desde mi punto de vista, es cuestionable afirmar que vivimos en un sistema político democrático, si por este entendemos que la mayoría de la sociedad toma las decisiones y ejerce el Gobierno. No es así en México.
¿Qué implica votar? La ideología liberal que se internaliza a los miembros de la República desde la educación escolar, pasando por la religiosa y la familiar, sobrestima el acto de votar. Se le considera como el acto por excelencia de la democracia. Pero si lo analizamos detenidamente nos damos cuenta de que este acto es una estafa y usaré un dato que ya he publicado desde hace varios años.
El actual sistema político pretende llamarse democracia sólo porque una vez cada tres años permite al ciudadano formarse ante una mesa de votación, obtener una boleta, cruzarla con un crayón y depositarla en una urna. ¿Cuánto tiempo lleva hacer esto? ¿Unos 30 minutos? Un trienio (el periodo entre elección y elección) tiene 1’576,800 minutos y quienes diseñan y controlan el sistema político dejan que el ciudadano apenas participe media hora cada elección. El resto del tiempo, las decisiones son tomadas por los representantes que se apoderan de los poderes públicos.
El porcentaje de intervención o participación de los ciudadanos en esta democracia liberal es ridículo: apenas 0.000019 por ciento del tiempo de un trienio; entre tanto, el 99.9999 por ciento de las decisiones las toma una élite, que son las camarillas que controlan la partidocracia, los grupos que deciden cotidianamente las políticas y modelos económicos que afectan a toda la nación.
Obviamente lo que tenemos en México no es una democracia plena si por esto se entiende una “forma de Gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos” (definición básica de la Real Academia de la Lengua). Lo que se tiene es apenas un mínimo porcentaje de democracia que consiste en votar una vez cada tres años.
Lo que desde arriba llaman democracia es sólo un procedimiento en el que los dueños del poder conceden la “libertad” para que los ciudadanos escojan, una vez cada tres años, quienes manejarán el Gobierno, quienes gobernarán en su nombre y las más de las veces en su contra.
En realidad la democracia liberal representativa es el sistema e ideología que legitima el capitalismo, como han sostenido autores como Immanuel Wallerstein; y el capitalismo es, esencialmente, un sistema de múltiples dominaciones, como ha analizado el antropólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel.
La ideología liberal ha intentado hacernos creer que no hay opciones a este sistema, con la muletilla mañosa de que la democracia (liberal) no es el mejor de los sistemas políticos, pero es el menos peor. No es verdad. Es un sistema peor y existen, aquí y ahora, otros mejores.
En nuestro país hay ejemplos concretos de otras formas de relaciones políticas, más amplias que la democracia liberal. Y no tenemos que remontarnos a la vieja Grecia, como gusta a los liberales, sino mirar aquí cerca, en Cherán, Michoacán; en Chiapas o en comunidades indígenas de Jalisco.
Mientras los intelectuales liberales siguen aspirando a consolidar una democracia como las de los países capitalistas más desarrollados, las comunidades indígenas mexicanas están mostrando que la modernidad política no se funda en Grecia, ni en París, ni en Washington, sino que se recrea en Oventic, (Chiapas), Cherán (Michoacán) o San Sebastián Teponahuaxtlán (Jalisco).
Si queremos una democracia plena, horizontal, plebeya, cotidiana, completa, debemos empezar por cuestionar el miserable porcentaje de democracia que las clases dominantes conceden a la sociedad mexicana con votar una vez cada tres años mientras el resto del tiempo una minoría tomas las decisiones a nombre todos.
rubenmartinmartin@gmail.com / @rmartinmar