Por una CEDHJ que a alguien le importe...
En esta administración, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) ha alcanzado un récord incomparable. Por un lado, hay más de 600 recomendaciones emitidas de 2017 a la fecha y, por el otro, a nadie le importan un carajo. En serio, a nadie. En cinco años, las autoridades han cumplido sólo cuatro de ellas porque, total, nada de lo que se haga en la Comisión es vinculante. O sea, el regañado puede tranquilamente levantarse del banquillo, voltear para otro lado y seguir con lo suyo. Y no sólo puede: lo ha hecho.
El modelo y los alcances de la defensoría del pueblo están viciados de origen, y si a esa fórmula le sumas que hay autoridades indolentes, selecciones por cuotas y un Congreso del Estado que espera instrucciones del gobernador, la misión institucional de “defender, proteger, estudiar y divulgar los derechos humanos de las personas que viven o transitan en Jalisco” cada día luce más desdibujada.
Antes del 1 de agosto, las diputadas y diputados de Jalisco deben votar el nombramiento del nuevo titular de la Comisión. Y ya. Porque es lo que les toca y no van a mover un dedo más.
En un arranque de burocratismo servil y sin sentido, nuestros representantes de elección popular van a votar (o acomodar, según se ha divulgado en los entretelones) para llevar un perfil a una comisión que, jurisdiccionalmente, nunca han apoyado.
El modelo actual de las comisiones ha caducado, pues data de la era de Carlos Salinas de Gortari y no hay un solo ánimo de reformarlo. De hecho, a este punto ya es mejor ni hablar de reformas, pues lo que necesita la Comisión local es <
Y, teniendo a una administración que lleva la refundación como eslogan y jingle de campaña, ésta vendría a ser la oportunidad perfecta para atreverse… pero estoy más que convencido de que el tiempo no nos va a dar la razón.
Imaginemos, sólo imaginemos, que el Congreso tiene autonomía y ganas de trabajar. Ahí se debería fundar y motivar por qué cada perfil que aspira a la presidencia es apto, o no. Y no sólo eso. También debería abrir puertas, ventanas y correr cortinas para que todo mundo pase y acompañe el proceso de selección, porque sí es importante y porque es lo menos que pueden hacer en vista de que no traen ganas de reformar, mucho menos reforzar, a la Comisión.
El vicio y el legado del ex presidente Felipe de Jesús Álvarez Cibrián fue medir su trabajo en función de las recomendaciones, y eso, pues ya vimos que no es posible porque no funciona. Hoy no hablamos sólo de una discusión jurídica o estadística, pues la chamba de la Comisión involucra a la dignidad humana. Y ejemplos de omisiones hay muchos: ¿Qué tal el servicio del transporte público, el del agua potable, la recolección de basura y, ya en temas mucho más complicados, las desapariciones?
En tanto el Congreso de Jalisco siga estancado en las formas de trabajar como cuando Salinas de Gortari era presidente, y en tanto su meta sea acomodar a sus cuates en puestos de alta importancia en un organismo que debería ser elemental para el desarrollo de una sociedad, a nosotros nos queda mantener el dedo en la llaga para ser su dolor de muelas y exigir, sí o sí, no sólo un perfil que cumpla al frente, sino una Comisión que realmente le importe a alguien.