¿Por qué sostiene Claudia a Rubén Rocha?
Rubén Rocha es un fardo político para la Presidenta Claudia Sheinbaum. A aquél, Sinaloa se le fue de las manos hace tiempo (y no necesariamente solo por el rapto del “Mayo”). Sobre por qué sigue en el Gobierno da para aventurar algunas hipótesis.
1) A Rocha no se le pide que pida licencia porque supondría que Morena reconocería, por primera vez, un error a nivel de gobernador. Un movimiento que se presenta como impoluto, como lo contrario a “los del pasado”, se resistirá con más tozudez a aceptar una falla o crisis. Lo aguantarán mucho más que en cualquier Gobierno “normal”.
2) La ingobernabilidad de Sinaloa es tal que el colaborador más identificado con la Presidenta se tuvo que mudar, así fuera por unos días, a Culiacán. Es decir, tan sabe la Presidenta Sheinbaum que no tiene en Rocha un operador capaz, que Omar García Harfuch se ha quedado allá. De momento, ella prefiere subsidiar al gobernador a desecharlo. Por desgracia, lo más probable es que esa ecuación solo cambie si el Gobierno de Sinaloa es visto desde Estados Unidos como corrupto o criminal. Es decir, hoy al Gobierno federal no le importan “las bajas” civiles de la guerra de los cárteles, como la reciente muerte de dos niños a balazos, sino tener más ofrendas que dar a Washington. Si Rocha se convirtiera en una pieza a sacrificar en aras de calmar a Donald Trump, ahí llegaría su hora.
3) La salida de Rocha tiene a nivel local otra complejidad. ¿A qué grupo premias con la renuncia de este “pato cojo”? ¿El cambio garantiza más control de la situación, o empeora ésta? Rocha seguirá desgastándose sin remedio; quizá el cálculo de la Presidenta es dejarlo ahí mientras no se pueda generar un reemplazo que no resulte como echar más gasolina al fuego; no puede darse el lujo de ser ella quien vuelva más compleja la situación al encender una pugna entre grupos políticos, o incluso activar un nuevo factor de tensión con grupos criminales. No soy sinalólogo, pero es evidente que hay grupos en pugna.
4) No se trata de un cambio solo local. Independientemente de lo que se apuntó en el inciso 1, Morena se asume con vocación monolítica. En otras palabras: Claudia tendría que estar cierta de que todo el aparato partidista estará de acuerdo en que no había otra opción, de que por el bien del movimiento, Rocha tiene que irse de embajador a República Dominicana, que es un sacrificio necesario y a favor de todos, y no necesariamente el inicio de una nueva manera de controlar crisis. Hoy por hoy no queda claro que entre la Presidenta y su partido haya la sincronía para una decisión de esa naturaleza.
5) No se puede descartar otro factor: que la Presidenta no dimensione la crisis de confianza que hay en Sinaloa con respecto del Gobierno estatal. Es probable que tenga una visión demasiado parcial sobre el hartazgo social que existe en esa Entidad. En eso podría influir una especie de síntesis entre su historia personal y su momento político: las protestas en una Entidad de la República son distintas que las de la capital (el medio que domina Sheinbaum). Es decir, desde el altiplano no necesariamente se comprende lo que es la política en un Estado. Y si encima eres Presidenta surgida de un movimiento que en todo ve conjuras, peor.
Rocha, para desgracia de Sinaloa y México, seguirá en el Gobierno pues la Presidenta Sheinbaum no se ha decidido a ejercer todo su poder. Y también a ella le terminará costando.