Por qué el horario de verano llegó a su fin
A los 20 años viví un tiempo en Dublín, Irlanda, pero no aguanté.
Trabajaba por las mañanas y estudiaba por las tardes. Recuerdo que en el invierno oscurecía a las cuatro de la tarde. Terminar mis clases a esa hora, en completa oscuridad, era una sensación que me deprimía y provocaba sueño a las seis de la tarde. Sólo aguanté un año. Desde entonces nada valoro más que las tardes soleadas de Guadalajara, convencido de la conexión directa entre la luz del Sol y mi bienestar.
Estoy seguro que no soy el único. Todos hemos sentido el impacto del Horario de Verano en nuestras vidas desde que lo decretó Ernesto Zedillo en 1996. No será la excepción este tres de abril cuando adelantemos una hora nuestro reloj.
Algunos prefieren la luz más temprano o más tarde. Otros hacen cuentas alegres o tristes sobre la pérdida o ganancia de una hora. Pero todos padecemos esos cuatro o cinco días que, según especialistas, toma adaptarnos al nuevo horario.
Andrés Manuel López Obrador anunció que analiza «a fondo» el impacto social y económico del cambio de horario: «Se habló de ahorros, pero no se demostró que realmente se ahorrara en energía eléctrica».
«Muy pronto», adelantó el Presidente, presentará un estudio para decidir si elimina la medida. En pocas palabras, estamos ante el final inminente de una iniciativa, según nos dijeron, para reducir el consumo de energía eléctrica.
Su cancelación tiene un impacto inmediato y rentable para cualquier político que desee aumentar su popularidad
¿El daño a la salud supera los beneficios del ahorro de energía? Hay argumentos suficientes para inclinarse hacia una u otra opción. Mientras unos ven la salvación ambiental, otros resaltan los daños a la salud y la pérdida irreparable del sueño. Por eso creo que la decisión será más bien política, ideológica y alineada con los vecinos del Norte.
La semana pasada, el Senado de Estados Unidos aprobó por unanimidad suprimir el cambio de horario y quedarse con el de verano para tener tardes con más sol. En caso de que la Cámara de Representantes lo ratifique, la iniciativa entraría en vigor el próximo año. Con argumentos del tipo: «más luz del sol y menos depresión», los senadores calificaron la medida de anticuada.
La eliminación del horario de verano en México se alínea también con la postura ideológica del Presidente en torno a las energías renovables, el consumo de combustibles fósiles y el cambio climático. Detrás del discurso ambientalista, AMLO suele ver razones ideológicas o un negocio de los conservadores.
Finalmente, otra razón para suprimir el cambio de horario es el malestar que genera en algunos ciudadanos. Su cancelación tiene un impacto inmediato y rentable para cualquier político que desee aumentar su popularidad. Y sería ingenuo pensar que el Presidente no tiene en la mira también esa ecuación.
Por eso se los puedo adelantar: este será el último año con el horario de verano.