Por qué Trump sí y Biden y Pence no
La fecha del próximo martes 13 de junio quedará marcada en la historia de Estados Unidos, cuando por primera vez un ex presidente -Donald Trump- a la 1 de la tarde tenga que ingresar al Tribunal Federal de Miami, Florida, entregarse a las autoridades, ser arrestado y fichado -según confirmó el jueves por la tarde la cadena de televisión ABC-, para responder a 37 cargos federales en su contra por la supuesta responsabilidad en el mal manejo de documentos clasificados. Los cargos más graves son la retención de información de defensa nacional, esconder o remover material del gobierno federal, conspiración y obstrucción de la justicia. Dentro de la Corte Trump deberá seguir los protocolos de acuerdo a la ley y ser tratado como cualquier ciudadano acusado de esos delitos. Ya frente al juez, obviamente se declarará inocente y saldrá del recinto federal para iniciar un prolongado proceso.
Y las acusaciones en contra del ex mandatario que han llenado los titulares noticiosos de todos los medios y han causado tanta expectación -como ha sucedido en la costa este estadounidense con los nubarrones de humo procedentes de los incendios forestales en Canadá- también han provocado muchos cuestionamientos sobre el por qué con Trump se ha llegado hasta estos extremos, cuando al Presidente Joe Biden y el ex vicepresidente Mike Pence también se les encontraron en posesión de documentos clasificados como secretos y contra ellos no hay ese tipo de procesos judiciales.
Una respuesta -en la que coinciden casi todos los analistas legales que han hablado sobre el caso- es que es cierto que a los tres se le encontraron documentos confidenciales en lugares donde no deberían de haber terminado, pero hay distinciones claves que diferencian cada situación, incluida la forma en que Trump, Biden y Pence respondieron cuando se descubrieron los papeles. En los casos de Biden y Pence, desde el momento en que los abogados de ambos se dieron cuenta de la presencia de los documentos clasificados, avisaron a la Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA) y regresaron los archivos.
En el caso de Trump, fue una historia completamente diferente. De acuerdo con las investigaciones del Gran Jurado, el miércoles pasado se reveló que uno de los asistentes de Trump -interrogado sobre el asunto-, quien estaba a cargo -entre otras cosas- de los archivos clasificados en la Casa Blanca, dijo que el ex mandatario tenía conocimiento de los documentos secretos, de cuál era el proceso para desclasificarlos antes de salir de la Casa Blanca y de que no podía llevárselos y que incluso fueron mostrados a personas privadas ajenas a los círculos de seguridad -incluso hay una conversación grabada con algunas precisiones que se usará en la corte-. Sin embargo repetidamente Trump ha usado el argumento de desconocerlo, amparándose en la posesión de los papeles encontrados en su casa. Además, desde mayo de 2021 los abogados de Trump recibieron notificación para que se regresaran los documentos, prolongándose por meses las negociaciones con pocos resultados, ya que solo una parte de los archivos se devolvieron, hasta que vino el allanamiento de la casa del ex mandatario en Florida -9 de agosto de 2022-, donde el resto de documentos fueron encontrados y confiscados. Esta fue también la primera vez en la historia en que la casa de un expresidente fue allanada.
La renuencia a cooperar, el encubrimiento y su falta de voluntad tienen a Trump metido en un problema bastante grave, del que nunca se imaginó llegar a estar metido. “Nunca creí posible que pudiera ocurrirle a un expresidente de los Estados Unidos”, dijo Trump el jueves pasado cuando se le hizo de su conocimiento los cargos federales en su contra y de su cita del martes próximo en una corte federal.
Esta es la peor noticia para Trump que está en el inicio del proceso de su campaña para ganar la nominación republicana y buscar por tercera ocasión la presidencia de Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de los cargos de los que se le acusa -sobre todo esconder o remover documentos secretos, conspiración y obstrucción de la justicia- son penalizados con cárcel y las pruebas que hay son contundentes. Posiblemente el veredicto al que llegue el jurado en el caso también haga historia, terminando con las aspiraciones y la carrera política del ex presidente.
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Daniel Rodríguez
daniel.rodriguez@dbhub.net