¿Por qué Nápoles y Guadalajara son ciudades hermanas?
Porque las dos son bellísimas y son un desmadre. Porque los españoles en mucho las fundaron a ambas. Porque en las dos reina la mafia: aquí la de los corruptos y bandidos y allá la Camorra.
Porque las dos tienen agua: allá el golfo de Nápoles, aquí la laguna de Chapala. (Ellos no tienen Barranca de Oblatos, tanto a nuestro favor.) Junto al agua, ellos tienen el Castillo del Huevo, nosotros la Estación de Chapala que es más chica pero igual de bonita. Porque allá tienen el hospicio más grande del mundo y aquí tenemos el Hospicio Cabañas, el mejor del mundo. Por cierto que nuestro hospicio es hijo directo del de Nápoles. Nuestro arquitecto Tolsa (sin acento por favor) fue a conocerlo, y también el Obispo Cabañas. Fue la referencia, junto con El Escorial. Por eso Díaz Morales decía sin exagerar que nuestro hospicio es el Escorial de América. Lo que pasa es que, a diferencia de Nápoles, aquí somos muy acomplejados y nos encanta ningunearnos solos y hasta decir que DM era un salvaje destructor. Porque ellos tienen a Pompeya y nosotros al Ixtépete, que es más misterioso (y un poco más abandonado).
Porque la gente es entre hosca y simpática. Ellos comen pizzas como locos, nosotros ogadas. Porque las dos ciudades tienen una extraordinaria influencia mora. Porque están todas grafiteadas y en algo sucias. Porque están llenas de políticos corrompidos (y empresarios y mucha gente en general) y de todos modos se vive muy bien.
Porque las tardes son de las más bonitas de la tierra en ambos lugares. Y las mujeres. Porque en las dos ciudades los automovilistas son generalmente unos salvajes. Nomás que allá sí saben manejar y no se insultan cada ratito. Porque tienen parecidas vecindades. Allá la MISMA idea de los “cotos” les parecería absolutamente ridícula; aquí, es señal de “estatus”, y de poca solidaridad ciudadana.
En Nápoles hay carpinterías de barrio y sus trabajadores cantan O sole mío. Aquí cantan Y sigo siendo el rey. Allá se habla napolitano, aquí tapatío. Y a mucha honra. (El napolitano tiene también mucho de español.) Allá han sabido respetar y querer con pasión a su ciudad, aquí hacemos “cotos” y pésima arquitectura.
Allá existe un café, el Gambrinus, que data de 1850. Aquí tenemos el Madoka que se fundó en 1958. (Un poco después, pero el Madoka es más elegante.) Allá no existe, ni por error, ningún Oxxo. Aquí hay uno en cada esquina echando a perder los barrios y acabando con las abarroteras que allá están boyantes. Aquí rifan las Chivas y allá un equipo tantito inferior, el Nápoli. Ellos tuvieron a Maradona, nosotros a Héctor Hernández y Chava Reyes. Y al Chicharito, por si fuera poco. Ellos no tienen las tortas del Pesebre, pero le hacen la lucha. Su estadio es mucho más bonito que el de donde juegan (carísimo) las Chivas.
Se podría seguir largamente con los ejemplos. Pero por ahora baste esto para dejar claro que tenemos una de las mejores (aunque les pese a los Gdl haters) ciudades del mundo. Es cosa de que les aprendamos tantito a los napolitanos. Lo ocupamos.