Por qué Claudia
Debió ser muy duro para el Presidente López Obrador tomar la decisión de desaparecer el Insabi. Era una de las grandes creaciones de su administración. Y, véase como se vea, es una derrota. Conforme el sexenio empieza a entrar en su natural declive, seguirán poco a poco saliendo nuevas derrotas, algunas más visibles que otras. Sus obras faraónicas quedarán exhibidas por ser inoperantes o por no estar debidamente concluidas.
En el día a día, por ejemplo, van sumando costos importantes la decisión de no proseguir con el Aeropuerto que había iniciado Peña Nieto y en su lugar, ampliar y activar civilmente el de Santa Lucía. Ya que no sólo está lejos de ser la terminal que requerirá el Valle de México en los próximos años, sino que, en su afán de apoyarlo y privilegiarlo, ha descuidado y ahorcado las operaciones del actual Aeropuerto de la Ciudad de México que, a pesar de ser el más importante del país, está ahogado y quienes se ven obligados a utilizarlo sufren verdaderos calvarios de pérdida de tiempo y contratiempos que han convertido los viajes aéreos en algo totalmente absurdo.
Si el problema era la enorme corrupción que acompañó a los priístas durante el peñanietismo, perfectamente se pudo aplicar un borrón y cuenta nueva y asear los procesos para seguir adelante.
Las obras de la refinería de Dos Bocas y El Tren Maya, más discretamente, pero van también rumbo al fracaso. Quedarán como elefantes blancos totalmente subutilizados que seguramente, con el paso de los años, serán obsoletos y finalmente abandonados.
Sus programas sociales, conforme se vayan agotando los recursos públicos, empezarán a ser insuficientes y crearán molestia y desencanto entre las clases populares que, una vez más, como ocurre cada sexenio, serán los grandes perdedores.
La última esperanza para López Obrador es que sea su elegida Claudia Sheinbaum quien resulte candidata de Morena y eventualmente la futura presidente, y así seguir con su estirpe política. El único contendiente real de la actual jefa de Gobierno es Marcelo Ebrard, pero el Presidente sabe que el actual canciller, como sobreviviente de mil batallas políticas en distintos partidos, no sería tan incondicional en caso de llegar a la Presidencia.
Es notorio cómo la gente cercana al presidente y a la cúpula morenista le apuesta y promueve que Sheinbaum sea la candidata. Utilizan todos los recursos a su alcance.
Y al final, el gran derrotado será el país que, una vez más, creyó y se entusiasmó con un candidato, quizás en esta ocasión como pocas veces, y que nuevamente va quedando en la decepción de sueños frustrados. Aumentará el sentimiento de que la clase política no sólo no es útil sino que vive de engañar, usar y dividir a la gran población sexenio tras sexenio, mientras ellos tienen la habilidad camaleónica de cambiar de color y, merced a fabricar ilusiones y fantasías, llegan al poder para hacer finalmente lo que conviene a sus intereses, despachándose con la cuchara grande en temas de corrupción.
Pasan los sexenios y sólo cambian los colores para que nada cambie.