Por fin, una vez más Cascanueces
No dejo de asombrarme año con año, desde hace todas las temporadas del mundo, el hechizo que provoca en mí el cuento que más se baila por todos los escenarios y en la misma temporada, El Cascanueces. Los cuentos de hadas -en este en particular, el Hada de Azúcar- invita a Clara y a su príncipe Cascanueces a visitar cada rincón del tierno y maravilloso reino de los dulces. Inconfundible musicalmente, El Cascanueces de Tchaikovsky y Dumas también está lleno de símbolos y pequeñas pistas que (ojalá) nos van quedando en la memoria y en nuestra propia formación humana. Clara, durante su sueño visita distintos lugares o estos le son presentados a ella; ángeles y luego unos españoles fervorosos llenos de fiesta son los primeros que dan la bienvenida, y así en cada escala por pequeña que sea, Clara se va embelesándose de lo mejor que hay en el mundo soñado, en el mundo donde todo es posible y cada sorpresa es más grata que la anterior. Dentro del corazón de esta pequeña niña que cree en la magia y vivió con muchísimo miedo la sangrienta batalla entre el Rey Ratón y el mismo Cascanueces, el final a caso es una vez más la más grande lección: el despertar, en casa, al calor de su propia ilusión y en el amanecer en torno a los suyos, que le irá empujando a perseguir con el enorme poder que da la voluntad, la consciencia y el saberse acompañada por la magia y el poder de esta.
A veces pienso que el mundo, que cada uno de nosotros cargamos y operamos con todo lo malo que heredamos de la historia de la que es tan difícil librarnos. También, a veces pienso, que hay una fuerza, la fuerza del arte y de la música, de la danza y la literatura y además de la pintura la que nos salva todos los días de las desgracias pequeñas o grandes que seguimos causando como humanidad.
Que se siga representando el Cascanueces y todos los cuentos de hadas que hay escritos por ahí y que vengan los que están todavía en lápiz y papel de sus mentes creadoras y soñadoras. Que todos ellos nos hagan más ligero el tan duro despertar y en esta temporada nos encontremos con los que son verdaderamente nuestros seres amados.
Lo demás, es lo de menos…