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Por fin, A-I-R-E

Finalmente, con dos años de retraso, iniciará en agosto la aplicación del nuevo programa de verificación vehicular que el gobierno estatal se había propuesto iniciar en el primer semestre de 2019.

Se pretende que en los cinco meses que restan del año se alcancen a verificar poco más de 808 mil de un padrón de tres millones 300 mil vehículos registrados, lo que sin duda es una buena noticia para empezar a abatir los altos niveles de contaminación del aire que respiramos en la Zona Metropolitana de Guadalajara casi uno de cada tres días al año, en promedio.

Más aún luego de que en la pasada administración el sexenio se les fue y nunca pudieron lanzar este programa que significaba el primer paso para cumplir su promesa de implementar un gobierno verde en el que la sustentabilidad del medio ambiente sería una prioridad. 

Durante la tardía implementación del nuevo esquema para la “verificación responsable” a cargo de la Secretaría del Medio Ambiente, dentro de la Política Integral para la Gestión de la Calidad del Aire “Jalisco Respira” y el Organismo Público Descentralizado Agencia Integral para la Regulación de Emisiones (AIRE), no estuvieron exentos de los señalamientos de favoritismos en la licitación de los verificentros.

En la accidentada historia de los programas de revisión y control de emisiones vehiculares en Jalisco, los problemas de corrupción han sido factor clave para su fracaso y para que no cumplan los objetivos en la mejora de la calidad del aire hasta colocar la contaminación por automotores como una las primeras tres causas de la polución, junto con las industrias y la quema de llantas.

Desde el 2003 que la UdeG actualizó el Atlas de Riesgos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se incluyó como nueva amenaza, la contaminación del aire por ozono y por partículas menores de 10 micrómetros (conocidas como PM10) debido al crecimiento exponencial de la polución que se detectó desde 1993 que empezó a operar la red automática de monitoreo de la calidad del aire, en la que se alcanzaron registros hasta tres veces más altos de contaminantes que los adecuados para la seguridad humana, convirtiéndose en un riesgo “crónico y agudo” para la salud de los habitantes de la metrópoli. 

Por lo tanto, el éxito del nuevo modelo de la “verificación responsable” dependerá de cómo se supervise su funcionamiento para evitar corruptelas. La apuesta es al Centro Oficial de Medición y Centro de Control que supervisará el trabajo de las líneas de verificación y realizar operativos viales de inspección para detectar automotores ostensiblemente contaminantes, para sacarlos de circulación e investigarlos si portan el engomado de la verificación cumplida.

Por el bien de los jaliscienses, ojalá esta vez sí resulte y el programa de Verificación Responsable sí funcione.

jbarrera4r@gmail.com

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