Polvos de La Mancha I
Ustedes se preguntarán por qué razón decidí acercarme irreverentemente al mundo maravilloso mundo del Gobernador de Barataria… desvergonzadamente me atreví y tal vez la única respuesta razonable que puedo dar es que para mi fortuna alterno con muchos que se han atrevido y con algunos que sí saben del tema. Y lo más importante es que Don Quijote es un libro tan maravilloso que con certeza no necesita lectores previos, el propio texto es el que forma los lectores, tanto que sin duda hace existir verdades de un cervantismo creado por la sociedad, vivo en el imaginario colectivo aunque no conste en el texto; por ejemplificar, las frases más conocidas en el imaginario cultural puestas en voz del caballero de la Mancha, nunca fueron escritas en la obra y así cuando ustedes escuchan frases como “ladran Sancho, señal que avanzamos” o “cosas vederes, Sancho, que harán fablar las piedras”, suenan muy quijotescas pero nunca fueron plasmadas en el libro de Cervantes.
Debo decir que mi afición al Quijote me viene por contagio, porque a mí las letras me vienen por él, pues lo primero que leí en mi vida fue el principio del evangelio cervantino, ese dulcísimo “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, aldarga antigua, rocín flaco y galgo corredor” (I,1), leída en aquella edición infantil de Calleja y antes de leída, escuchada casi de forma cariñosa por mi padre, quien sin imposiciones, casi de forma insensible, nos inculcó ese espíritu del caballero de Montiel y del mundo. Y con ese bagaje, sin genealogías ni grados académicos me presento a charlar con ustedes, esperando dada la edad del suscrito, haber adquirido suficiente polvo de la Mancha para intentar que a ustedes se les pegue algo de ese polvo en el vestido.
Además, cuando uno se acerca a la obra ésta se encarga de hacer al lector partícipe de la gesta y me pregunto si será posible que alguien (haya leído o no la obra) que no conozca acaso la escena de la lucha de don Quijote contra los molinos. Nadie lo ignora, la haya leído o no, ese dejó de ser territorio cervantino, junto con otros, para convertirse en patrimonio universal.
Por ello me agrada charlar con ustedes acerca de la obra más grande que en castellano se ha producido. Y por ella nos hemos acercado a personajes que hacen parecer sencillo lo que por sí es terriblemente complicado y ante esos gigantes, tenemos que refugiarnos en nuestra propia insignificancia y elegir en qué fragmento del camino será en el que trataremos de unirnos al caballero y escudero universales.
Y tenemos casi por lotería elegir la parte que comentaremos, tratando yo, de no seleccionar las más obvias, que del escudero serían los juicios del juez por antonomasia en que se convierte Sancho y el Gobierno de Barataria, donde el escudero alcanza grandes alturas de humanidad.
@enrigue_zuloaga