Podemos evitar más tragedias
En las últimas semanas la conversación más frecuente después de la pandemia, son las torrenciales lluvias -más que en otros años- en la zona metropolitana de Guadalajara y en otras regiones del país que han provocado severas inundaciones, pérdida de vidas y millones de pesos en daños materiales. Sin embargo, estos fenómenos -por las excesivas cantidades de agua- no son exclusivos de esta parte del continente. En Europa, son casi 200 personas las que han fallecido como consecuencia de las lluvias que causaron desbordamientos de ríos en Alemania y Bélgica, y que han arrasado con decenas de poblaciones. Las autoridades germanas han calificado esto “como la peor catástrofe desde la Segunda Guerra Mundial”. Mientras que en China las escenas de los últimos tres días en la región donde se localiza la ciudad de Zhengzhou, donde se ven calles completamente devastadas, coches flotando y las estaciones del metro inundadas, las precipitaciones han sido calificadas como “históricas”, ya que en los último milenios no se presentaba una situación como la actual. Y en la costa oeste de Estados Unidos, la también histórica ola de calor que ha convertido en un infierno el norte de California, el sur de Oregon y el noroeste de Nevada, donde ya se han consumido casi 5,000 kilómetros cuadrados de vegetación y por lo menos 115 personas han perdido la vida. El humo de los incendios ya ha llegado hasta la costa este del país vecino, y ciudades como Nueva York, Filadelfia y Pittsburgh están envueltas en humo.
Todo tiene un común denominador, el cambio climático.
Angela Merkel, canciller de Alemania, desde la zona de desastre en su país hizo un llamado para “emprender una batalla en contra del cambio climático”, mientras que el secretario general de la Organización de Naciones Unidos, Antonio Guterres, fue tajante al señalar que “que este año será decisivo para frenar el cambio de clima”. La pandemia ha acaparado la conversación internacional por la gravedad de la crisis, pero abordar el tema del cambio climático no puede ser postergado por los efectos que ya tenemos y las consecuencias fatales que puede traer.
Las lluvias y las olas de calor continuarán y se volverán más intensas por la ‘descomposición’ del medio ambiente. Las altas temperaturas son la ‘chispa’ para los bosques, mientras que los principios de la lluvia son muy sencillos, cuando el clima es más cálido, no solo el agua se evapore más rápido, sino también el aire contiene más humedad, por lo tanto cuando llegan la temporada de lluvias hay más vapor de agua y de ahí las lluvias torrenciales. Y esta situación tiende a agravarse de manera permanente. Desde 1951 la ciencia ha detectado que la humedad se incrementa de uno o dos por ciento cada década, según publica la revista Nature Climate Change, lo que incrementa las temperaturas y los volúmenes de las precipitaciones.
La Universidad de Reading en Inglaterra señala en un informe sobre las condiciones climáticas del mundo que “la muerte y destrucción como consecuencia de las inundaciones es una tragedia que debería haberse evitado” si a tiempo se hubiesen tomado las medidas pertinentes. Es por ello que es importante que los acuerdos internacionales para reducir las emisiones de carbono se respeten y aceleren la aplicación de medidas, porque ante la lentitud de su implementación y al paso que se presentan estos fenómenos y catástrofes el mundo, se tiene el tiempo limitado para actuar si se quieren prevenir y evitar más tragedias. ¿Usted, qué opina?
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